A comienzos de los años 80, el Valencia fichó a un delantero austriaco que no daba pie con bola, hasta que se descubrió que, en realidad, necesitaba lentillas y no podía ver el balón. Esta es la historia del atacante que provocó más pitorreo en las gradas de Mestalla.
El Valencia de la temporada 1980-1981 contaba con una destacada delantera, encabezada por Fernando Morena y Mario Kempes. Desgraciadamente, esta pareja solo duró un año y contribuyó modestamente al club con una Supercopa de Europa. Tras la partida de ambos jugadores, el club fichó a Frank Arnesen y Kurt Welzl para reemplazarlos.
Welzl, un delantero austriaco, tenía una reputación en base a sus registros goleadores, pero su llegada sorprendió a los aficionados, ya que su apariencia física no coincidía con las expectativas.
A pesar de las esperanzas puestas en él, Welzl no demostró ser el sustituto adecuado. Su desempeño en el campo era torpe y sus goles parecían más producto de la casualidad que de habilidad. A pesar de las críticas iniciales, la afición valencianista pronto adoptó una actitud humorística hacia él, convirtiéndolo en un personaje entrañable en el club. Se descubrió que su falta de habilidad podía deberse a problemas de visión, lo que generó comprensión entre los seguidores.
A pesar de sus dificultades, Welzl permaneció en el club durante dos temporadas, durante las cuales su rendimiento fue mediocre. Aunque participó en el Mundial de España de 1982 con su selección, su carrera en el Valencia estuvo marcada por momentos destacados, como su gol decisivo en la Copa de la UEFA contra el Banik Ostrava y su presencia en el famoso gol de Tendillo que salvó al equipo del descenso ante el Real Madrid.
Tras dejar el Valencia, Welzl continuó su carrera en diversos equipos, pero su paso por el club español quedó marcado por su peculiar estilo de juego y su falta de éxito. Desde su marcha, otros jugadores como Sánchez Torres han sido objeto de burla por parte de la afición, siguiendo el legado humorístico dejado por Welzl en Mestalla.
Aunque su tiempo en Valencia estuvo lleno de altibajos, Welzl dejó una marca indeleble en la historia del club. Su singular personalidad y su lucha contra las adversidades lo convirtieron en un personaje querido por la afición, a pesar de sus limitaciones en el campo. Su historia sirve como recordatorio de que el fútbol no siempre se trata solo de habilidades técnicas, sino también de corazón y determinación.