Este domingo tendremos que volver a ajustar nuestros relojes para adaptarlos al horario de verano. Hay quien defiende este cambio argumentando un importante ahorro energético. Otros, no lo ven tan claro e incluso hablan de un importante perjuicio para nuestra salud.
Lo cierto es que España ni siquiera se encuentra en el huso horario que geográficamente le correspondería y hay voces que claman por ajustar el horario definitivamente no sólo por economía sino también por calidad de vida.
En el año 1918, España adoptó el horario de verano por primera vez para prolongar la apertura de las fábricas una hora más desde la primavera hasta septiembre y octubre. Esta medida se debió a la escasez de carbón y la necesidad de aumentar la producción, reducir el consumo y armonizar el horario con el de los países vecinos, según el Instituto Geográfico Nacional.
Sin embargo, en España esta medida no fue permanente, ya que hubo interrupciones entre los años 1920 y 1925, aunque se aplicó en 1924, y no se aplicó entre 1930 y 1936, excepto en 1931.
Después de la Guerra Civil, Franco decidió alinear el horario español con el de Alemania en 1940, pero esta medida duró solo hasta 1949. Desde 1950 hasta 1973, España no aplicó el horario de verano.
Fue a partir de la crisis del petróleo de los años 70, en 1974, cuando España volvió a adelantar una hora de forma urgente, retomando el horario de verano como norma. En 1981, se convirtió en una directiva europea.
El pasado año 2018 la Eurocámara votó sobre la posibilidad de poner fin al cambio de hora a propuesta de Finlandia. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por 384 votos en contra y solo 153 a favor.
Según el IDAE, organismo dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el cambio de hora puede contribuir al ahorro de energía en España en un porcentaje que alcanza el 5% del consumo eléctrico, lo que equivale a unos 300 millones de euros.
De este total, se estima que unos 90 millones de euros corresponden a los hogares, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar, mientras que los restantes 210 millones de euros provienen de los edificios del sector servicios y de la industria.
No obstante, algunas organizaciones cuestionan las supuestas ventajas de esta medida y argumentan que el cambio de hora no tiene ningún impacto significativo en términos de ahorro y eficiencia energética y sí que afecta negativamente a nuestra salud.
Hablamos de este asunto con César Martín, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles; Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario; y Samuel Alonso, miembro del equipo veterinario de “Mascota y salud”.