CASTELLÓ. En mayo de 2020 Adrián y Patrick Nagal, Andrés García, José Fernández, Javier Llorens y Luis Ponce decidieron juntar sus ahorros e invertir en una máquina para fabricar desde Castelló un tipo de mascarillas que no existían en el mercado: una FFP2 con una eficacia bacteriana del 99,9% pero que mejoraba la respirabilidad en un 70% y era "más agradable a la cara". El resultado fue un crecimiento exponencial que les situó como líderes europeos en la fabricación de mascarillas, con una producción que llegó a alcanzar las 14 millones de unidades al mes. Airnatech ha exportado sus mascarillas a más de 15 países y ha superado los 200 empleados en plantilla en los momentos más duros de la pandemia.
Ahora, con la bajada de la incidencia de la covid y con el fin de la obligatoriedad del uso de mascarillas, empresas como Airnatech se ven forzadas a reorientar sus negocios para sobrevivir. En el caso de esta compañía castellonense, han aprovechado sus conocimientos y sus redes de logística para lanzarse a la fabricación de complementos vitamínicos. "Airnatech no es solo una empresa de mascarillas, es también una empresa de I+D, de hecho nuestras mascarillas cuentan con una tecnología desarrollada y patentada por nosotros, AIRPLUS, es por ello que seguimos investigando en otras líneas de negocio dentro del sector de la protección, como el sector industrial, usuario habitual de mascarillas o otras líneas de protección enfocadas a la población como el lanzamiento de complementos vitamínicos", explica uno de sus socios fundadores, Javier Llorens.