VALÈNCIA. Hoy se celebra los Premios Lola Gaos, la nueva era de los Premios del Audiovisual Valenciano. La sacudida del desplante del Institut Valencià de Cultura, que retiró la ayuda con la que se financiaba la celebración de la gala, es imposible que no resuene en una velada que será low-cost —como ejemplo, À Punt no la retransmitirá, la dirección y la grabación se hace a través de profesionales voluntarios.
Se podría pensar que es momento de vacas flacas para el cine valenciano, pero ocurre todo lo contrario: es su mejor año. Buena muestra de ello son las cinco películas más nominadas: nunca antes tantas producciones con tanta calidad, con tanta repercusión mediática (dentro y fuera de la Comunitat), con tanto aval de festivales, crítica y público. El cine valenciano se ha encontrado con el famoso muro que parece pesar tanto fuera de la Comunitat y ha abierto una grieta.
Culturplaza reúne en Llit del Túria —a los pies del Palau de la Música, donde se celebra la gala— a Sofía López (Raw Pictures), Mila Luego (Aire de Cinema), Alejandra Mora (Quatre Films), Marco Lledó (Pegatum Transmedia) y Guillermo Polo (Los Hermanos Polo Films), responsables de las productoras que han sacado adelante La Casa, L’àvia i el foraster, Bodegón con fantasmas, Valenciana y Lo carga el diablo, respectivamente. Lo hace con el pálpito de que hoy no importa tanto quién gane, sino celebrar que el cine valenciano ha llegado hasta aquí arriba.
— Me gustaría empezar preguntándoos por la fortaleza de cada una de vuestras películas.¿Qué es lo que hace vuestra película merecedora de estar tan nominada?
— Marco Lledó: Valenciana creo que es un proyecto que ya venía con una carga previa muy importante que es la obra en la que está basada. Jordi Casanovas es un dramaturgo de primera línea nacional la obra tuvo mucho impacto en València, y recuerdo me dejó alucinado. Además, la estrenó en un momento en el que todavía el tema de La Ruta aún no se estaba tratando a un nivel tan masivo. Cuando nos fijamos en el proyecto, queríamos intentar hacer una película que condensara todas estas cosas que sucedieron en València en los 90 y que nos han cambiado como sociedad. Es una película no conscientemente comprometida; nosotros nunca pensamos vamos a hacer cine social, político, fue todo un proceso mucho más fluido, pero al final nos ha quedado algo bastante elocuente sobre lo que pasó y tristemente sobre lo que está pasando aún.
— Mila Luego: En L’avia i el foraster estamos retratando la vida de un pueblo, y nos pasa en todos los coloquios que la gente se identifica muy fácilmente con toda esa atmósfera y está teniendo una conexión muy emocional. También creo que, hablando de los Premios, el hecho de que sea una peli con actores valencianos, con técnicos valencianos, o que haya una apuesta por haberse rodado en valenciano, ha hecho que a industria lo haya valorado positivamente.
— Alejandra Mora: Con Bodegón con fantasmas hemos conseguido una película con un humor muy propio y muy genuino que la gente no se espera, y nosotros mismos nos hemos sorprendido al ver esta reacción con el público cuando de repente no tiene ningún tipo de prejuicio a la hora de ver una película episodica y de autor, en la que se encuentra un universo en el que puede reírse y, a la vez, enternecerse. El proyecto, tan castizo, funciona también muy bien en Estados Unidos o en Francia y te decían es que la España profunda es igual que la América profunda. También el hecho de que podamos contar historias donde aparecen mujeres naturales de cierta edad, hace que mucha gente conecte con sus abuelas, con sus madres y que se vean representados y reflejados.
— Sofía López: En La Casa también nos ha pasado un poco eso: hemos tenido un montón de feedback de gente muy joven que se ve identificada con la relación de sus abuelos y con sus hermanos, y la historia plantea algo que tarde o temprano va a pasar en las familias. Álex [Montoya, el director] ha perdido a su padre y a su madre en seis meses y ahora es como volver a vivirlo todo y es duro. La película tampoco habla de una relación muy complicada; al final es la relación que tienen los hermanos en la casa, pero ha conectado mucho con la gente.
— Guillermo Polo: En el caso de Lo Carga el Diablo, sin duda tiene un componente un poco más gamberro. La mirada que hemos querido transmitir tanto de la península como los personajes es una manera también de homenajear esos lugares que van desapareciendo: esas gasolineras y hostales que cada vez hay menos, y retratarlos dándoles valo. También nos interesa mucho el juego generacional que hay entre el protagonista, Tristán, y Álex, recuperando referencias de algunas de pelis de los 90 pero pasando por el filtro de 2024 y rompiendo ciertos clichés. La peli ofrece entretenimiento, pero también hay una autoría, una mirada y de alguna manera esperamos también conectar con públicos variados en ese sentido.
— Pensando en cómo conectar las películas, se hace muy difícil porque son muy diferentes, pero se me ocurría que las cinco están muy enraizadas, tienen un componente cultural o idiosincrásico muy concreto. Habladme sobre cómo esto ha inundado no solo el guion, sino el proceso entero.
— Marco Lledó: Jordi Núñez, el director de Valenciana, tiene un código muy sainetero, valenciano y se maneja muy bien en esos ambientes y los retrata muy bien. Y me ha pasado que en España parece que ese código es como si la película fuera muy local, pero esa visión tan localista que nos han etiquetado no nos pesa nada fuera. La gente lo ve subtitulado y santas pascuas, pero en España nos ha costado un poco más. Ojalá la vieran de una manera más global.
— Mila Luengo: Igual pasa con el idioma, aún cuesta el hecho de que el espectador se enfrente a una película en valenciano, y después nos comemos pelis coreanas y pasa nada. A nivel estatal es complicado tratar con las distribuidoras todo esto por los prejuicios de los espectadores a que sea una película en valenciano, pero bueno también está guay que El 47 o Casa en flames este año estén rompiendo esto.
— Alejandra Mora: Nosotros no hemos tenido esta sensación porque lo local se representa más en la forma que en el fondo y la película está narrando conflictos y dramas humanos en cualquier parte del mundo. Enrique Buleo [director de Bodegón con fantasmas] es muy estricto a la hora de decir que esto no es una película sobre los pueblos ni sobre la España vaciada, es una película que también podría transcurrir en la ciudad y que habla de la soledad y de la ceguera del ser humano. En este sentido, no hemos tenido ese prejuicio, y ese estigma que a veces sí que ha venido más por parte de la propia industria a la hora de que sea una película episódica —cuando en realidad, el espectador no ha tenido ningún problema.
— Sofía López: Nosotros en principio sí que la veíamos con un componente muy local: hablaba de una cosa muy concreta del Mediterráneo, que es la de construirse la casita y eso. Pero en realidad habla de las relaciones entre los hermanos y de cómo afrontar la pérdida y pasar a ser tú el cabeza de familia, el que tiene que a partir de ahora organizar las cenas de navidad… Y eso que es universal. Pensábamos que la historia tendría más fuerza aquí, pero no, ha acabado funcionando bien en todas partes.
— Guillermo Polo: Yo estuve viviendo una temporada en Estados Unidos y sentía cierta fascinación por el cine independiente, tanto europeo como americano, y cuando volví pues hice esa conexión de lo nuestro con lo de fuera al ver que pueden convivir perfectamente: son lenguajes y miradas diferentes, pero las historias que se cuentan son las mismas. En el caso de Valencia, creo que también va habiendo un cambio generacional con mucha gente con ganas de hacer películas que estén bien hechas y que puedan viajar tanto por España como fuera, y creo que el resultado de dónde estamos ahora es es el resultado de muchas personas estimulándonos e inspirándonos mutuamente.
— Me dejas la respuesta perfecta para la siguiente pregunta. El cine valenciano en los últimos años había experimentado destellos de alguna producción cada año que tuviera cierta repercusión. Pero este año, con vuestras películas, se ha sobrepasado cualquier expectativa y me da la sensación de que no ha sido tan gradual como podría parecer. ¿Por qué ahora? ¿Qué es lo que ha sucedido?
— Mila Luengo: En Valencia hay un muy buen nivel profesional, tanto en creatividad como a nivel técnico. Somos una generación que hemos crecido trabajando en esto y que ahora ya hemos montado nuestras productoras y tenemos contacto con este talento. También nuestras películas surgen de un apoyo desde la administración, que tenía un interés en apoyar este tipo de cine —un apoyo que esperemos que siga, que es lo que necesitamos. Sentimos que tenemos las herramientas, que sabemos contar historias y contarlas bien, pero necesitamos que se mantenga este marco y tener buenos gestores para conseguir este nivel.
— Guillermo Polo: Es que se da la paradoja de un año de gran cosecha, y por el otro lado, un año con muchas deficiencias y un futuro totalmente incierto. Hace 10 o 15 años, cuando empezábamos Mila y yo, la gente con talento se iba a Madrid. Hubo personas que se quedaron resistiendo y ya hay gente que ha vuelto porque se sienten ya esas ganas de darle valor al sector valenciano, como pudo pasar con el andaluz hace 10 años. Esto es el resultado de muchos años.
— Mila Luengo: Y de ganas de hacer las cosas diferentes —de decir “ahora puedo crear y puedo hacer mis propias pelis con esfuerzo”, pero aprendiendo de los errores de los que venían detrás e intentar hacer las cosas mejor.
— Alejandra Mora: Sí, es el trabajo de años atrás, de trabajar mucho en las bases, además de un relevo generacional que nos ha dado la oportunidad de entrar dentro del sector y contar las cosas como queríamos contarlas. Estamos en un punto en el que estamos representados todos los tipos de cine: nunca se ha hecho un cine tan diverso a nivel de lenguaje, de historias; de autor, más industriales, pelis de autor industriales, pelis super valencianas… Eso da riqueza, diversidad y una seña de identidad donde te puedes ver reconocido. Eso antes no pasaba, pero de repente se nos da la oportunidad y hay que mantenerlo para que no se polarice, que las opciones no sean hacer o películas súper independientes con muy poco dinero o súper comerciales con unos códigos que ya no funcionan, ni siquiera funcionan en taquilla.
— En este momento en el que el audiovisual valenciano de repente se encuentra con unas vistas bien bonitas, mira atrás y ve que ha subido una montaña alta y ha llegado hasta aquí… Y de repente justo aquí se da cuenta de que no está el IVC ni À Punt. ¿Cómo os hace sentir esto como personas que habéis luchado tanto por vuestros proyectos y hasta qué punto determinan las políticas culturales que este camino continúe?
— Marco Lledó: Es muy desmoralizante. Es justo esa sensación, la de subir una montaña que cuesta mucho, y de repente, tus instituciones, que además son tu principal coproductor, no están ni se les espera. Es fuerte y es un aviso a lo que está por venir.
— Alejandra Mora: Es un síntoma también de no tener un apoyo real del audiovisual como sector estratégico. Creo que falta que se materialice, no solo que se verbalice. Si de verdad tú entiendes que el audiovisual, tanto desde un punto de vista cultural como desde un punto de vista industrial, es un motor importante y esto es estable y no cambia, puedes ir creciendo porque vas aprendiendo de los errores. Pero la inestabilidad nos supone mucho trastorno y también mucho descrédito por parte de los socios de fuera. Nos ha costado mucho llegar aquí y es importante que se mantenga ese nivel.
— Guillermo Polo: Damos una imagen de mucha inestabilidad: cambios de nombres de galas, cambios de directivas constantemente, cambios de fechas de cuándo salen las ayudas porque de pronto se solapan unas con otras o no llegas a cuadrar el plan de financiación… Sin duda es paradójico que estemos en un momento de tan buena cosecha y a la vez de tanta incertidumbre.
— Marco Lledó: La industria lo sabe y damos una imagen de navegar siempre en aguas turbulentas. De hecho, ya pensamos que pueden no ser las mejores bases ni las mejores políticas audiovisuales, pero al final lo que necesitamos es que sean estables.
— Alejandra Mora: Que tengamos que estar centrados en producir y no en otros problemas que te dan la sensación de estar perdido todo el tiempo.
— Mila Luengo: Estamos hablando de ayudas públicas, que obviamente no es la única fuente de financiación, pero el hecho de que no nos estén acompañando es terrible. Si nos centramos en la gala, que À Punt no la retransmita me parece una manera de no llegar al ciudadano, que es quién nos ha financiado. Es necesario tener gestores que crean en el sector y que hagan una política cultural, pensando en para quién estamos trabajando.
— Siempre se había hablado de que el cine valenciano se topaba con un muro cuando salía de la Comunitat por no formar parte de un nodo de producción, como podría ser Madrid o Cataluña. Este año habéis llegado a las nominaciones de los premios, a los festivales, a la repercusión mediática, y habéis abierto una grieta en ese muro. ¿Cuál es el tamaño de esa grieta y cuánto queda por hacer?
— Alejandra Mora: El problema es que no es un sector estratégico y estamos muy solos a la hora de posicionarnos dentro de una estructura nacional donde hay territorios que son ya muy fuertes, que se lo creen y que se lo pelean. Es importante crear señal de identidad y no tener complejos y llegar a unos premios Goya y decir que esto es una película valenciana y poder estar compitiendo tranquilamente como lo están las otras. Nos falta creérnoslo también. Desde la política, sobre todo.
— Sofía López: Íbamos por buen camino, pero efectivamente vamos a ver ahora qué va a pasar. Esa grieta era esperanzadora, nosotros hemos tenido muy buenos números en taquilla que no nos esperábamos para nada.
— Mila Luengo: Nosotros, con el tema de que la peli fuera en valenciano sí que hemos recibido notado cierto recelo. Pero esto que todavía arrastramos del cine español yo creo que ya se ha roto: si alguien sigue pensando que el cine español solo es Guerra Civil…
— A veces cuando estamos hablando de el momento ya empezáis a hablar del pasado. ¿Lo de este año es un espejismo?
— Guillermo Polo: Yo creo que la gente, con la misma pasión que ha levantado los proyectos, va a querer seguir haciendo los siguientes. Tenemos en nuestro ADN la resiliencia y el empujar. Obviamente hay picos para arriba y para abajo, emocionales y empresariales, pero parte del proceso de hacer películas es ver que se pueden llevar a cabo. Los tiempos del covid ha podido influir a que haya habido más cuello de botella que otros años, pero en cuanto a la calidad de los proyectos, yo creo que la idea de todas las productoras es seguir subiendo el listón.
— Marco Lledó: Ya hay una forma de hacer, de pensar, de trabajar, que si recibe un poquito de algo, somos como un cactus. Nuestras productoras son microempresas todas, y de pronto eres capaz de levantar un proyecto en el que empleas a tanta gente y que financias tanto dinero… Ese esfuerzo y esa capacidad de aguante la tenemos todos en el ADN, como decía Guillermo. Y también hay un respeto generado, la imagen de inestabilidad que decíamos se tiene más bien hacia la administración que hacia las productoras valencianos.
— Más allá de las instituciones, entonces, ¿qué implica que vuestra sea valenciana para la producción?
— Sofía López: Es una maravilla, hay un equipo brutal.
— Mila Luengo: Yo lo veo todo positivo. Lo veo cuando he trabajado en Barcelona o en Madrid o cuando vienen de services y ven que somos gente muy formada,
— Guillermo López: … Y localizaciones, y clima… ¡Lo tenemos todo!
— Marco Lledó: Y cada vez salimos más al exterior. Desde hace unos años nos juntamos un montón de valencianos en mercados internacionales y eso también da una imagen de sector diferente, de gente que se mueve y que tiene ganas de crecer.
— Alejandra Mora: Y entendemos también mejor las reglas del juego y las reglas del mercado. En Bodegón con fantasmas juntamos a gente muy experimentada con gente que prácticamente era su primera o segunda película, con jefaturas de equipo nuevas, y me es ahí cuando te das cuenta de que sí que hay talento y ganas de hacer las cosas bien. Sería bueno encontrar ese equilibrio dentro de la propia producción para poder también dar oportunidades y decir, “oye, que aquí también tenemos directoras de arte, de vestuario, sonidistas, montadoras, compositoras, que son fabulosas". Se merecen ese escaparate.
— Para que quien nos lea entienda la dificultad de afrontar una película: ¿Cuánto tiempo habéis tardado? ¿Cuánto tiempo habéis estado involucrados?
— Guillemo Polo: El primer tratamiento lo escribí en 2010. De ahí a ahora han pasado muchas cosas. Pero la película, ya en serio, tuvo la primera ayuda en 2019. Por eso llega un momento que la haces por supervivencia, hay un momento que hay que hacerla como sea. Durante ese tiempo, el proyecto se transforma, tú te transformas y te preguntan ¿por qué haces esta peli? y ya llega un momento se me ha olvidado la respuesta a esa pregunta, ¡porque necesito hacerla ya!
— Sofía López: Nosotros empezamos en 2016, ocho años de proceso entre que adquirimos los derechos de la novela gráfica de Paco Roca hasta que hemos estrenado. Sí que es verdad que estuvo la pandemia por medio y rodamos Asamblea y Lucas. Pero hubo mucha fase de escritura de guión para adaptar la novela. Y al final es lo que dice Guillermo, piensas “esto tengo que hacerlo porque lo tengo que sacar de casa”.
— Alejandra Mora: Pues nosotros, la verdad que, para los tiempos que se manejan, creo que hemos sido bastante afortunados: Enrique empezó con una primera versión de tratamiento en 2020, el desarrollo lo hicimos en 2021, lo financiamos todo en 2022, en 2023 rodamos, a principios de 2024 ya teníamos un raw cut, post-producción, estrenamos en 2024 y ahora estamos un poco con la cosecha de premios y el estreno comercial, así que te diría que 5 años.
— Mila Luengo: Nuestra peli surge de una cena en navidad en la familia de Sergi [Miralles, director de L’àvia i el foraster] que nos cuenta la historia real que sucedió en su pueblo y yo le digo que ahí había una película. En 2020 llega la pandemia, estábamos en casa, yo embarazada de nuestro segundo hijo, y dijimos, ¿y si escribimos esta historia? Sergi tenía muchísimas ganas de hacer un homenaje a sus abuelas y a su padre, y yo tenía muchas ganas también de hablar del concepto de forastero porque mi familia somos todos argentinos y he vivido en Cataluña, en Menorca, aquí y allá. Hicimos esta combinación y escribimos en el confinamiento este guión a cuatro manos. Después ya nos lanzamos directamente a producción, entró À Punt, rodamos a finales de 2023 y estrenamos en el 24, con lo cual todo bastante fluido.
— Marco Lledó: Yo me siento muy afortunado también porque los derechos los adquirimos en el 19, dos meses después nos dieron ayuda para la primera película de Jordi y prácticamente ha sido una gestión paralela de los dos proyectos. Primero rodamos El que sabem, entre ola y ola de covid, pero ya sabíamos que en Valenciana había mucho interés. Así que íbamos a estar estrenando y preparando el siguiente rodaje casi a la vez. Rodamos en 2023, y en cinco años hemos sacado dos pelis.
—Me da la sensación de que pase lo que pase, hoy son los Premios pero ya lleváis la celebración por dentro.
— Guillermo Polo: Estar ahí, ver la calidad de cine valenciano o español que se está haciendo, estar orgulloso del trabajo hecho y que perdure en el tiempo es el mayor premio. Luego, obviamente, cualquier persona que gane un premio se siente agradecida, pero es una celebración del cine valenciano conjunta.
— Marco Lledó: Para mí es un día muy feliz porque es como la última palada de tierra.
— Sofía López: Cerrar etapas, en proyectos que se alargan tanto en el tiempo, es muy importante.
— Mila Luengo: Somos un sector muy pequeño, nos queremos mucho, y va a ser un día de celebrar todos todo. Para mí el premio es cada pase de la peli que hemos vivido, cada lágrima, cada risa. Cuando estaba bajita de ánimo, me he ido a un pase y se me pasaba todo.
— Alejandra Mora: Yo me siento muy orgullosa, pero por mí, sino por tantos compañeros haciendo películas. No gana una peli, gana el cine valenciano. Y sobre todo hay que darle las gracias a Teresa Cebrián y a toda la academia porque, contra viento y marea, está haciendo lo imposible para ser el escaparate de toda esta cosecha. Es súper importante el trabajo y la fortaleza que ha tenido, porque las circunstancias han sido muy adversas.
— Mila Luengo: La producción de gala, con Rafa Piqueras dirigiendo y grabando por su propia cuenta, representa lo que hace el sector: aunque nos pongáis todas las pegas, vamos a salir de ahí y vamos a luchar por lo nuestro porque nos lo merecemos y se lo merece sobre todo la sociedad.
— ¿Todos tenéis ya un nuevo dolor de cabeza?
— Guillermo Polo: Claro. No puedes parar. Esto es una droga.