Ecologistas en Acción acaba de publicar los datos de medición de 114 centros educativos en Sevilla, Bizkaia, Oviedo, Cartagena y A Coruña y ninguno está por debajo del umbral de los 10 microgramos de dióxido de nitrógeno (NO2) por m3 de aire recomendado por la OMS
Los menores son uno de los grupos de población más vulnerable a la contaminación. Los efectos del dióxido de nitrógeno en la salud de los niños y niñas está acreditado: un tercio de los nuevos casos de asma infantil en Europa se han vinculado a la contaminación atmosférica. Y hasta un 11% podrían evitarse si se rebajara el nivel de polución a los umbrales recomendados por la OMS.
Ecologistas en Acción acaba de publicar los datos de medición de 114 centros educativos en Sevilla, Bizkaia, Oviedo, Cartagena y A Coruña y ninguno está por debajo del umbral de los 10 microgramos de dióxido de nitrógeno (NO2) por m3 de aire recomendado por la OMS. Pero, ¿Cuál es la magnitud del problema de la contaminación del aire en las escuelas?
Hablamos con Mónica Ubalde, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona. Destaca la preocupante realidad de la contaminación del aire en entornos escolares y sus repercusiones en la salud de los estudiantes y el personal educativo.
Ubalde comenzó abordando la magnitud del problema, señalando que la exposición a la contaminación del aire en el camino hacia la escuela representa una de las mayores fuentes de exposición para niños y niñas. En muchos casos, esta exposición supera los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a los altos niveles de contaminación presentes en las ciudades y territorios urbanos.
La investigadora destacó la necesidad de concienciar a la sociedad sobre este problema, ya que muchos aún desconocen la verdadera magnitud de la contaminación del aire en las escuelas. Aunque algunas comunidades están tomando medidas para abordar esta cuestión, todavía falta información suficiente para impulsar un cambio significativo.
Uno de los aspectos más preocupantes es la calidad del aire interior en las escuelas, donde la mala ventilación puede conducir a niveles de contaminación aún más altos que en el exterior. Estudios han demostrado que la exposición a contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas en suspensión puede afectar la salud respiratoria de los niños y niñas, así como su rendimiento cognitivo.
En un estudio realizado en Barcelona, se encontró que los niños y niñas expuestos a entornos urbanos más contaminados tenían un rendimiento cognitivo más lento en comparación con aquellos que estudiaban en áreas menos contaminadas. Estas evidencias subrayan la necesidad urgente de mejorar la calidad del aire tanto dentro como fuera de las escuelas.
Para abordar este problema, Ubalde enfatizó la importancia de generar evidencia científica y hacerla accesible a la comunidad. Además, destacó la necesidad de implementar políticas públicas que fomenten una movilidad más sostenible, reduciendo así la dependencia del transporte motorizado, principal fuente de contaminación del aire.
En cuanto a las acciones dentro de las escuelas, se están llevando a cabo iniciativas para concienciar a los estudiantes sobre los riesgos de la contaminación del aire y promover una movilidad más activa y sostenible. Estas iniciativas incluyen cambios en los currículos educativos para fomentar una comprensión más amplia del uso del espacio público y la movilidad urbana.
La contaminación del aire en las escuelas representa un grave problema que requiere una acción inmediata por parte de la sociedad y las autoridades pertinentes. La salud y el bienestar de los estudiantes y el personal educativo están en juego, y es fundamental abordar este problema para garantizar un entorno escolar seguro y saludable para todos.
Dirección: Rafa Lupión | Redacción: Lucía Nadal | Producción: Nacho Guerrero
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