El cambio climático está alterando el ritmo natural de la vida vegetal, provocando fenómenos insólitos como flores que brotan dos veces al año, árboles que no pierden sus hojas o frutos que se adelantan o se retrasan.
Estas anomalías pueden tener graves consecuencias para la biodiversidad, la agricultura y el equilibrio ecológico. Un ejemplo claro lo vemos en los almendros.
Vamos a analizar cómo el calor extremo está desorientando a las plantas y especies animales y qué podemos hacer para protegerlas.
Hablamos con Javier Cano, jefe de la oficina meteorológica de la base área de Getafe y con Javier Rodrigo, investigador del departamento de Ciencia Vegetal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón.