A mediados de la década de los 90 al Valencia le dio por fichar futbolistas rumanos, igual que unos años antes le había dado por fichar uruguayos y unos años más tarde le dio por fichar franceses o portugueses. Lo de los rumanos no era por nada en especial, ni por la nutrida colonia rumana que vive en la región, ni por la semejanza lingüística entre el rumano y las dos lenguas que se hablan en la ciudad.
Ni siquiera por nada parecido, la culpa la tenía un agente de esa nacionalidad que dominaba el mercado de su país en aquellos tiempos y colocó a su antojo futbolistas en el club. Gracias a sus contactos con la directiva, en fin, nada que no haya hecho Méndez en los últimos años con el beneplácito de los que mandan. Es un personaje singular, considerado el principal superagente de futbolistas rumanos. Ha tenido bajo su representación a todos los grandes jugadores surgidos del país de los Cárpatos, goza de una enorme fama en su país donde es un habitual de los programas televisivos y se ha construido una enorme mansión que ha enseñado en todos los medios de comunicación. Inspirada en la que poseía el personaje interpretado por Al Pacino en la película "El Precio del Poder", la construcción de ese casoplón, que ya dice mucho del personaje, comenzó después de su liberación, tras pasar cuatro años en prisión entre 2014 y 2018, condenado por un delito económico.
A finales de la década de los 90 del siglo pasado, ya era un agente de futbolistas con cierta influencia en equipos europeos y logró situar en el Valencia de aquellos años a los hermanos Ilie Popescu y Serban, cuatro jugadores que, salvo el mayor de ellos, difícilmente servían para jugar en el Mestalla. Este último fue sin duda el rumano con más méritos para figurar en la galería de los horrores valencianistas, y no por su rendimiento en el terreno de juego.
Todo empezó en una eliminatoria de 32avos de final de la Copa de la UEFA entre el este agua de Bucarest y el Valencia. Los tiempos de gloria del equipo rumano, aquellos en los que había levantado una Copa de Europa a costa de la ineptitud del Barça para lanzar penaltis, quedaban muy lejanos, y en este agua era entonces un conjunto de medio pelo formado por presuntas promesas del fútbol rumano al que el Valencia goleó en los dos encuentros. Ninguno de sus futbolistas mostró demasiados méritos para dar el salto a una liga más potente, si acaso el que parecía un poco mejor que sus compañeros era un mediapunta medianamente hábil llamado Servan, que curiosamente formaba parte de los representados por Beckham. Aunque el Valencia no mostró mucho interés por fichar al chico, el agente rumano presionó para que lo hicieran aduciendo que el club valencianista tenía la ocasión de quedarse un diamante en bruto.