Que España es un país de 'sol y playa’ se repitió hasta la saciedad en una época en la que el turismo parecía ser el gran valor de la economía española. Una vez superada —y, en algunos casos, demonizada— esa fase de turismo desbocado, el sol vuelve a resurgir como un gran valor para nuestra economía. No sólo el sol, también el viento.
Se podría decir ahora que España es un país de sol y viento. Y que esas materias primas deberían servir para que nuestro país se convirtiera en una potencia en energía verde. Sin embargo, nuestro país parece encaminado a incumplir su propio plan sobre energías verdes. El ritmo de construcción de los proyectos nacionales evidencia que los hitos marcados hasta 2030 están lejos de ser realistas. Se está instalando menos de la mitad de potencia eólica requerida por año para cumplir el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, y la energía termosolar está estancada desde 2013.
Para analizar la situación hablamos con Javier Rodríguez, director general de la Asociación Española de Cogeneración; Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica; David Trebolle, secretario general de la Asociación Española para la Promoción de la Industria Termosolar; y Rafael Barreda, Director de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica.