La posibilidad de interactuar con seres queridos fallecidos mediante la inteligencia artificial está dejando de ser ciencia ficción para convertirse en una realidad. Empresas en China y otros lugares están ofreciendo servicios que permiten a las personas conversar con versiones digitales de sus familiares fallecidos, basándose en entrevistas y otros contenidos para recrear sus voces y modos de hablar. Este avance plantea una serie de interrogantes éticos y emocionales, además de la necesidad de establecer normas y regulaciones que protejan tanto a los usuarios como su memoria.
La inteligencia artificial generativa, que maneja y analiza grandes cantidades de datos para identificar patrones y predecir comportamientos, es la tecnología detrás de estas aplicaciones. Puede crear textos, imágenes y replicar personas fallecidas con notable precisión, analizando información y generando respuestas yc.
Un ejemplo reciente de su uso en publicidad fue una campaña de Cruzcampo, en la que se revivió digitalmente a la icónica cantante Lola Flores mediante deepfakes para replicar su imagen y voz. Aunque impresionante, esta tecnología también plantea riesgos significativos, como la potencial manipulación y los desafíos.
Desde una perspectiva terapéutica, el uso de estas tecnologías en el proceso de duelo puede tener tanto beneficios como riesgos. El psicólogo especializado en el duelo, José González, destaca que, aunque la inteligencia artificial puede proporcionar alivio temporal, también puede crear una peligrosa dependencia emocional y complicar el proceso de duelo. Subraya la importancia de la supervisión profesional para evitar que los dolientes se aferren a una fantasía de inmortalidad de sus seres queridos, lo cual podría cronificar el duelo y dificultar la aceptación de la pérdida.
Además, existen preocupaciones sobre cómo se recopilan y utilizan los datos para crear estas personas digitales. Empresas como StoryFile en Estados Unidos ya cuentan con millas de perfiles creados, lo que subraya la creciente demanda y aceptación de estos servicios. Sin embargo, es crucial una comprensión clara y una regulación estricta para asegurar que el uso de esta tecnología sea ético y sea correcto.
La inteligencia artificial avanza a una velocidad vertiginosa y, con ella, la capacidad de replicar a nuestros seres queridos fallecidos de manera cada vez más realista. Mientras algunos ven esto como una oportunidad para mantener vivos los recuerdos, otros advierten sobre los peligros de una dependencia emocional y la necesidad de establecer límites claros. El futuro de esta tecnología es incierto, pero su impacto en nuestras vidas y en nuestra forma de enfrentar la muerte ya es significativo y merece una atención cuidadosa.
Hablamos con Pepe Martínez, profesor de creatividad publicitaria en la Universidad CEU Cardenal Herrera, y además es un estudioso de IA aplicada a la comunicación y con José González, psicólogo especialista en el proceso de duelo.