Comer

nueva apertura

Xaruga: hay algo nuevo (e ilusionante) en El Cabanyal

Para entender Xaruga hay que empaparse de la trayectoria de Amparo Nacher, que lleva casi dos décadas dedicada al oficio. Tras estudiar en el CdT de Valencia, Amparo comenzó su carrera profesional como ayudante de cocina en el Restaurante Óscar Torrijos del Westin. Después de un año, se fue a París a trabajar en La Bigarrade (2 estrellas Michelin), donde conoció a Christophe Pelé. “Fue una gran referencia para mí, allí me enamoré del concepto de cocina abierta, así como de la importancia del producto”, cuenta a Guía Hedonista. Pasó también por el Palace Four Seasons George V de la capital francesa, para volver, aún no para quedarse, a Valencia, donde fue segunda jefa de cocina de Alma del Temple. 

Se volvió a marchar, pero en esta ocasión a Londres, donde pasó por Typing Room y por Roka Restaurant. Granada fue su siguiente destino, pero de forma fugaz. En Barcelona sí que estuvo varios años: en el restaurante Tragaluz primero y en el Hotel Wittmordespués. Volvió de nuevo a casa para dirigir la cocina del Mare Beach Restaurant, el proyecto veraniego del grupo AR en Calpe bajo la batuta de José Manuel Miguel… y ya se quedó en el Mediterráneo. Estos últimos años ha estado en Valencia: como jefa de partida de KIBŌ y como segunda jefa de cocina de La Marítima (Grupo La Sucursal) y de Entrevins, con Paco Pallardó. Y fue en 2024 cuando materializó la idea de abrir algo propio, aunque ya llevaba unos cuantos años proyectándolo.


En Xaruga, su propuesta se basa en una escueta pero sugerente carta con una veintena de platos, un menú del día (25€) y un menú degustación más extenso (57€). Precios más que razonables y un abanico de opciones que permite al cliente poder elegir, algo no muy frecuente en restaurantes con este cariz gastronómico. Lo único que parece desentonar con la calidez que proyecta el concepto es la iluminación del local: cada vez me chirría más la frialdad de la luz blanca. Aunque lo solventan en parte con la cercanía de Alex Falcón, jefe de sala, que Amparo conoció en Entrevins. Abruma su naturalidad, su manera de cuidar al comensal. Tiene buen gusto, sabe cómo y cuándo. Bendita empatía. Alex cuenta a la perfección y sin muchas florituras lo que Amparo cocina con una sensibilidad exquisita. Se nota su perfeccionismo innato, pone todos sus sentidos en cada detalle. Desde la sala se aprecia su cara de concentración mientras cocina. Cuando sale al comedor a servir el aperitivo para amenizar la espera o a presentar algún plato, se le escapa una tímida sonrisa. Es sábado por la noche, el comedor está lleno y esa es la mejor señal. Ella está satisfecha, todo va viento en popa.

Recibe toda la actualidad
Plaza Podcast

Recibe toda la actualidad de Plaza Podcast en tu correo