La etapa de Víctor Espárrago como entrenador del Valencia llegó a su fin, lo que llevó a la directiva liderada por Arturo Tuzón a buscar un sucesor que mantuviera el progreso iniciado por el uruguayo.
En 1991, la tendencia en el fútbol español se inclinaba hacia la influencia de los entrenadores neerlandeses, después de los éxitos de Leo Beenhakker con el Real Madrid y Johan Cruyff con el Barcelona. Siguiendo esta moda, el Valencia contrató a Hiddink, quien había tenido éxito en el PSV Eindhoven y en el Fenerbahçe turco, con la esperanza de elevar el nivel del equipo y competir con los grandes de España.
Hiddink, al llegar a Valencia, se sumergió en la vida nocturna de la ciudad, disfrutando de fiestas y relaciones románticas, mientras dirigía al equipo hacia una posición estable en la tabla pero sin lograr alcanzar títulos. A pesar de su incapacidad para llevar al equipo más allá de la cuarta posición en la liga y los fracasos en la Copa de la UEFA, Hiddink encontró satisfacción en su vida personal en Valencia.
Sin embargo, la tercera temporada de Hiddink fue marcada por un desastre en la Copa de la UEFA, lo que desencadenó su despido y la salida de Tuzón de la directiva. A pesar de este revés, Paco Roig, el nuevo presidente del club, persuadió a Hiddink para que regresara al final de la temporada y terminara el trabajo. Aunque aceptó, fue solo por el amor al juego que había perdido.
Tras dejar el Valencia en 1994, Hiddink continuó su carrera como entrenador en diversos países y continentes, aunque su éxito en términos de títulos fue limitado. A pesar de sus fracasos deportivos, su gesto de retirar una esvástica del estadio durante un partido contra el Albacete en 1992 fue un punto positivo en su paso por Valencia, mostrando su compromiso con los valores antirracistas.
A lo largo de su carrera, Hiddink ha sido reconocido por su estilo de vida excéntrico y su capacidad para adaptarse a diferentes culturas y entornos. A pesar de no haber alcanzado un éxito significativo en términos de trofeos, su influencia en los equipos y comunidades donde ha trabajado ha dejado una marca duradera.