El fútbol anda huérfano de jugadores que aporten ese factor diferencial de la calidad
VALÈNCIA. Alejandro Castro, más conocido como Jandro, fue uno de esos futbolistas dotado de una exquisita técnica que brillaron en la cantera del Valencia, pero que no llegaron a consolidarse en el primer equipo. “Los niños tienen que aprender a pensar”, apunta Jandro cuando la conversación con él se centra en las etapas de formación de los jóvenes futbolistas.
Y es que la calidad no siempre se impone en el fútbol. Los tiempos cambian y parece que cada vez importa mucho más el físico que el buen manejo del balón. Lo podemos ver en los partidos de La LIga, pero también en el fútbol formativo. Aún así, y revelándose contra esa adversidad, todas las temporadas nos encontramos con valores emergentes.
Pedri en el Barça o Kang In Lee en el Valencia son ese perfil de jugador que nos recuerdan la importancia de saber manejar la pelota y distribuirla con criterio. Y que nos divierten. Que también andamos escasos de eso….
Por este motivo, los redactores de “Hay que cambiar hasta los percheros” decidimos escuchar las opiniones de Jandro. El asturiano fue una de las perlas de la cantera de Paterna. Marcó más de 40 goles en el Mestalla siendo centrocampista. Debutó en Primera en el año 99, de la mano de Claudio Ranieri, y conquistó la Copa esa misma temporada.
Posteriormente, fue integrante de la plantilla que ganó la Liga en el año 2002. Pese a sus magníficas dotes, tuvo que abandonar Mestalla ante la ausencia de oportunidades. Aquel era otro Valencia mucho más competitivo que el actual.
Quizás, esa fue la clave que le impidió hacerse un hueco entre los grandes. Jandro nos lo cuenta en esta amena charla.