Cuando el Valencia gana un partido de Liga, o de Copa del Rey, se piensa a lo grande.
VALÈNCIA. Se lanzan las campanas al vuelo y enseguida se habla de ganar títulos. ¿Títulos?. ¿Es eso cierto?. Sí. Para muestra un botón. Después de las eliminatorias de la Copa del Rey ante el Yeclano y el Alcorcón, en los que el equipo ofreció una buena imagen, muchos periodistas valencianos ya se frotaban las manos con volver a jugar una final esta temporada. Había que ir a por todas en la Copa….. Sin embargo, el Sevilla devolvió al Valencia a su cruda realidad.
Al hilo de esto que decimos, cuando se pierde un partido, se deshincha el globo. Para los periodistas, el problema es que nada funciona. Desde los medios de comunicación se buscan culpables e incluso se habla del descenso. Eso mismo es lo que sucedió después del encuentro copero del Sánchez Pizjuán. Las crónicas de los periodistas deportivos valencianos fueron muy duras, contundentes, y se pasó del optimismo a una nueva decepción.
En este peculiar mundo del periodismo deportivo, en el que los presentadores de “Hay que cambiar hasta los percheros” nos incluimos, parece que no hay equilibrio. Ni término medio. Pasa tanto en València como en Barcelona, Madrid u otras ciudades. ¿Los periodistas somos así? ¿El negocio del fútbol funciona de esta manera?. Por este motivo, nuestro programa decidió contactar con dos voces autorizadas del periodismo valenciano. Luis Furió y Joaquín Ballesta fueron dos firmas reconocidas. Formaron una gran pareja en el periódico Las Provincias durante muchos años. Son dos voces autorizadas para centrar el debate sobre el momento que vive el periodismo deportivo local y sobre el Valencia. Ambos, se mostraron críticos con la crítica.