Entrevista a Nacho Muñoz, director deportivo de Valencia Basket y traumatólogo de IMSKE
Las mujeres tienen entre un 2% y un 8% más de riesgo de tener una lesión de ligamento cruzado que los hombres. Solo en el último año 18 jugadoras de 1ª división de la Liga Feminna de Fútbol tuvieron una lesión de ligamento cruzado anterior. Además, España es el país que más lesionadas ha tenido. El baloncesto o el esquí también son deportes en los que el ligamento se suele lesionar con más frecuencia por los quiebros y saltos que le son característicos.
Nacho Muñoz, director médico de Valencia Basket y traumatólogo de IMSKE (Instituto Musculoesqueletico Europeo), ha explicado en el programa de Salud de Valencia Plaza cuáles son los motivos de esta circunstancia.
Uno de los datos más sorprendentes desvelados por Nacho Múñoz es que el ciclo menstrual influye de forma determinante en las lesiones, sobre todo en las del ligamento cruzado. Esto es así porque el factor endocrino es importantísimo. Las mujeres tienen un pico de estrógenos justo antes de la ovulación que conlleva a su vez un aumento de la relaxina, una hormona de la familia de la insulina que favorece la lesión al relajar la musculatura. El ligamento está menos protegido y es más débil, entre otras cosas. Es una hormona fundamental en el parto pero muy perjudicial en el momento de estar en el campo de juego. Se ha demostrado que la mayoría de las lesiones se producen antes de la ovulación.
El factor hormonal no solo influye en la musculatura sino también en el comportamiento. Cuando la testosterona se incrementa, las mujeres realizan más jugadas de riesgo y se vuelven más valientes y agresivas.
También hay otro aspecto que diferencia a los hombres de las mujeres. La escotadura, el lugar donde se aloja el ligamento. Las mujeres la tienen más cerrada respecto a los hombres por lo que tienen menos espacio para que el ligamento se mueva.
El valgo fisiológico de las mujeres también difiere de la de los hombres. Por explicarlo de una forma muy visual, las mujeres suelen tener la forma de las piernas en X mientras que los hombres tienden más a tenerlas en forma de paréntesis. Cuanto más se tenga las piernas con forma de X mayor riesgo de lesión del ligamento.
La pendiente tibial y la activación neuromuscular también es diferente en cada sexo. Y, de nuevo, aquí salen beneficiados los hombres. La mujer activa más rápido el cuádricep que el isquiotibial.
El factor fatiga es otro elemento que perjudica y penaliza más a las mujeres desde el punto de vista neuromuscular ya que no responde igual a la fatiga.
Y, por supuesto, el componente genético es fundamental en la predisposición a sufrir lesiones.
También existen factores externos como el terreno, que sea césped natural o artificial, el calzado, el tipo de tacos e incluso el clima.
La lesión de ligamento cruzado es muy dolorosa. Aunque a partir del primer mes desde la operación se suele andar sin muletas, a veces se tarda más de dos años en volver al nivel que el deportista tenía antes de la lesión. Incluso hay un porcentaje de deportistas que no llegan a alcanzar el nivel previo a la lesión. Existe la conocida como Triada Maldita. Es decir, cuando existe una lesión se suelen producir otras dos entre las que se encuentra la del menisco.
El manejo del dolor y la cirugía son otros de los dos aspectos en los que IMSKE aplica la última tecnología. En IMSKE se cuenta con tecnología de última generación como la resonancia en tres teslas que da una calidad de imagen muy buena. Es fundamental para cualquier deportista que se detecten sus situaciones de riesgo y así se puedan adoptar las medidas para evitarlas.