Va alguien por un camino solitario y, de repente, ve una luz. Esa luz es como un imán que le atrae y, cuando se quiere dar cuenta, está en la mesa de operaciones de un platillo volante rodeado de marcianos de lo más extraño. Este podría ser el relato típico de una abducción, pero a partir de unos pocos casos bastante increíbles (se sentido literal) se ha ido formando una comunidad de gente que dice que los marcianos no les dejan en paz y una serie de investigadores que han visto en el tema un filón. El ufólogo
Luis R. González, autor de
Las abducciones ¡Vaya timo!, nos explica qué hay, de verdad, detrás de este fenómeno