Abrimos la segunda mitad de nuestra conversación con un nombre: Luis Aragonés. El entrenador que convirtió a Mijatovic en el jugador más diferencial de aquella temporada 1995-1996 en la que el Valencia se quedó a un paso de ganar la Liga.
Y después, el desencuentro: el precontrato con el Madrid, los intentos por Roig por retenerle en el club y su tempestuosa salida rumbo al conjunto madridista, incluyendo aquella cena con las peñas en la que insistió en que no se marcharía ("me equivoqué diciendo eso"). En el Real Madrid conquistó, entre otras, una Liga y una Champions, pero cada vez que regresaba a Valencia la experiencia era un calvario para el montenegrino, enemigo número 1 para una afición que lo había amado incondicionalmente y que, ahora, lo repudiaba con todas sus fuerzas.
En el tramo final recordamos sus etapas en Fiorentina y Levante, su retirada, su experiencia como director deportivo, su visita a la ciudad en 2019 con motivo del Centenario y una reflexión final: ¿es ya momento de suturar la herida de hace de 30 años?