El testimonio más antiguo de la existencia de lo que conocemos genéricamente como ‘hombre’ es la impronta de un huellas que forman un recorrido en Laetoli, Tanzania. Datan de más 3 millones 700 mil años. Un austrolopitecus afarensis adulto y su hijo caminaron erguidos hacia alguna parte. La humanidad se ha moviendo por necesidad y por ambición, pero también por el interés por descubrir un lugar ajeno o redescubrir uno propio. En el observar, en el pararse, se encuentran respuestas a pregunta que no siempre tenemos que haber formulado.
El andar como una práctica de estudio, como una actividad propensa a ser analizada como práctica, dio un vuelco durante el siglo XX, en el que situacionismo, dadaismo, surrealismo y un buen puñado de artistas e intelectuales quisieron implicar al medio urbano en las vanguardias, al mundo de sus ideas. Desde entonces, y gracias al crecimiento exponencial de las ciudades (además, de una mayor concienciación cívica sobre cómo crecen) ha hecho que el pensamiento y el arte contextualizado en lo callejero se multiplique en las últimas décadas. ¿Desde dónde se ve y se piensa la calle? Pues uno de tantos sitios es el arte.
Elia Torrecilla y Lebrel se acercan a 'Paseo' para hablar de sus respectivas aproximaciones a la exploración urbana. La primera, a través de la performance; mientras que el segundo es a través de una intervención directa sobre el terreno. ¿Cómo cambiar la mirada del paseo? ¿Es València una ciudad propensa para la exploración?