VALÈNCIA. Ganar para frenar la caída. Ese es el reto principal del Levante este mediodía frente al Alavés. Hace tiempo que los granotas se subieron a un helicóptero y se lanzaron al vacío tras la depresión post Copa. Más de dos meses después ya es hora de pulsar el botón que abra el paracaídas antes de que sea tarde y el topetazo haga temblar los cimientos del Ciutat. La realidad es que el Levante no se juega el descenso en Mendizorroza: a 8 puntos del pozo y con 12 por jugar es complicado que el cuadro de Orriols se vea en problemas a final de curso. Debería atascarse demasiado el interruptor de emergencia. Pero sí está en juego todo un proyecto.

Paco López huye de la que sería, en caso de perder en Vitoria, la peor racha de derrotas consecutivas en Liga desde que conduce la nave levantinista. Y, sobre todo, escapa del peor final de curso en su periplo en el Ciutat. Pese a lo ilusionante de la temporada a principios de año, esta vez se podrían incluso empeorar los datos del equipo el año en que salvó la categoría en Girona en la penúltima jornada. Eso y que los resultados de los cuatro últimos choques también formarán parte del ánimo con el que se trace la próxima campaña, cogida con pinzas en su planificación por un inapelable imperativo de venta.

El duelo de hoy no le resuelve la vida al Levante, ni tampoco se la disuelve, pero la situación de resultados exige un sentir muy cercano a la urgencia. Para ello, Paco López ha recuperado a José Campaña para la causa, aunque su participación queda vista para el broche de temporada. Radoja, el centrocampista más pendiente de ayudar en la maltrecha medular granota, continúa en el dique seco que preside Vukcevic. El resto, en la lista. También el debutante Álex Cantero, que en Balaidos ya dio efecto a las sorpresas del entrenador en el once. Precisamente los cambios, tras otro mal resultado en Vigo, se prevén de nuevo en la ecuación para iniciar el duelo en tierras babazorras.