Durante este mes de agosto, Vox sacó a la palestra el conflicto lingüístico que dirimía la diferenciación entre valenciano y catalán. Ya saben, aquello de que el valenciano no es catalán y el auténtico valenciano es el de las Normas del Puig. La polémica se encendió cuando la cuenta de la conselleria de Agricultura publicaba un tuit empleando un valenciano no normativo en contra de l'Estatut d'Autonomia, que obliga a las administraciones públicas a respetar las reglas de la Academia Valenciana de la Llengua (AVL). Tuit que fue borrado. También entró en la batalla, el conseller de Educación, el popular José Antonio Rovira que ponía en duda el sentido de la AVL, asegurando que "no tiene la verdad absoluta". Tuvo que salir Carlos Mazón a dejar claro que no cuestionaban la AVL. El caso es que Vox acabó diciendo que respetaba a la institución aunque harían uso del castellano solo en sus consellerias.
Estas andanadas de la derecha populista nos hicieron regresar al pasado, a aquel momento en el que Eduardo Zaplana quiso poner fin al conflicto, no por convencimiento filológico, sino político. Hecho que dice bastante de los valencianos. De este asunto sabe mucho nuestro invitado de este lunes, el periodista Sergi Castillo, autor de 'Operació AVL. El pacte lingüístic dels Valencians'.
Castillo recuerda cómo se puso en marcha la Academia Valenciana de la Llengua. El papel predominante de Zaplana por encargo de José María Aznar quien le dio el encargo de solventar uno de los puntos que exigió Jordi Puyol para que Convergéncia i Unió diera su apoyo a un gobierno del PP. Una durísima negociación en la que aparecen personajes históricos de la formación conservadora como Rafa Blasco, posteriormente condenado por el caso Cooperación y el de, ahora, uno de los escuderos, del núcleo duro de Feijóo. No es otro que Esteban González Pons, del que el autor cree, que, además, de ser un convencido de la unidad de la lengua, habrá ayudado a que Mazón zanjara la polémica.
Repasamos la historia de este episodio cuya polémica, insistimos, cerró Mazón, que convocó a la presidenta de la AVL, Verónica Cantó, a una reunión para el próximo 11 de septiembre.
