A finales de septiembre de 2019 se supo que la Empresa Municipal de Transportes de Valencia había sido victima de un fraude por importe de cuatro millones de euros. Sobre aquella estafa, el Tribunal de Cuentas confirmaba en junio de este año, la condena a la que fuera jefa de Administración de la EMT de València en una sentencia con voto particular. Los miembros de la Sala de Justicia desestimaron el recurso de Celia Zafra y la consideran responsable contable por una negligencia grave del robo de más de 4 millones de euros que tuvo lugar durante el mes de septiembre de 2019, por lo que establecen que tiene que abonar este importe. Este miércoles, cuatro años después, hablamos con Zafra.
La estafa millonaria se fraguó en 2019 cuando los defraudadores engañaron con técnicas de ingeniería social a Zafra, haciéndose pasar por el presidente de la EMT y concejal, Giuseppe Grezzi, y un abogado de la consultora Deloitte. Así consiguieron que, saltándose los procedimientos internos habituales en la EMT a raíz del engaño, la empleada facilitara datos privados de los responsables de la empresa pública que tenían permiso para firmar transferencias y ejecutara hasta ocho traspasos de un total de 4,04 millones de euros a dos cuentas radicadas en Hong Kong.
Zafra recuerda aquellos días que califica de "shock". El día que descubrimos la estafa, las sensaciones recuerdan a cuando muere un familiar querido", recuerda Zafra que, en La Entrevista, hace un recorrido por aquellas cuatro jornadas que acabaron con su despido que, en primera instancia, fue considerado improcedente, pero que el TSJCV acabó por considerarlo como procedente. La ex empleada de la EMT explica aquel proceso que, como explica, no le pareció sospechoso. Después de aquello, vinieron tiempos complicados. "Imagínate, estaba mal, lloraba y yo nunca lloro, me parecía una barbaridad. Y en casa acabé hablando con mi perro todos los días cuando todos se iban".
Fue despedida y la empresa le acusó de incumplir los protocolos de pagos porque no estaba facultada para aprobar las transferencia. "Yo no aprobaba nada, yo no autorizaba nada, yo, solamente, tramitaba. En caso de operaciones a través de banca electrónica, me enviaban el fichero con las facturas que había que pagar, yo ese fichero lo colgaba en banca electrónica y la responsable de firmar, firmaba. En este caso, el supuesto abogado de Deloitte me dijo que la CNMV quería trazabilidad y que lo haríamos por carta. Me pareció bien. Mucha gente me dice, ¿Por qué no hablaste con Grezzi? Es que yo tenía el correo del supuesto Grezzi con su extensión de la EMT. Me mandaban la factura, yo escribía la carta diciendo que la EMT ordenaba el pago a tal cuenta, y esa carta, el estafador, me la devolvía firmada. Yo se la mandaba al banco en PDF y el banco hacía la transferencia. Yo nunca doy autorización. Si el banco ha pensado eso, que daba la autorización, tiene un problema", explica Zafra que se muestra sorprendida con que a Caixabank no se le haya atribuido ninguna responsabilidad, porque, a su juicio, fallaron en los protocolos y no fue hasta la novena transferencia cuando el gestor le hizo una llamada. "No se qué pasa con los políticos y los bancos", señala Zafra.
El caso es que la justicia consideró procedente su despido y el Tribunal de Cuentas le condenaba. El panorama que tiene por delante no parece halagüeño. Zafra lamenta el pronunciamiento del Tribunal de Cuentas. "Creo que no se han enterado muy bien. No tienen claro la diferencia entre autorizar y tramitar. Tengo mucha esperanza en el voto particular. Dicen que los votos particulares de hoy son las sentencias de mañana. Puede valer en el recurso que presentamos ante el Tribunal Supremo. Ese voto nos abre el camino para que la estudie y esperemos que la admitan a trámite. Si no, iremos a Bruselas. La verdad es que nadie se explica lo que me ha pasado. Es un sinsentido. Y en la vía penal no funciona, no encuentran el dinero y no influirá".
Hacia el final de la entrevista, se le pregunta a Zafra si guarda rencor a alguien. "No guardo rencor a nadie. Pienso que las cosas se hicieron porque tendrían sus razones. No las juzgo. Sé que personas, socios de Grezzi, no estaban de acuerdo con mi despido. Tenían que haberme suspendido de empleo y sueldo y dejarme que me explicara bien."
Un Grezzi que también apuntó a la responsabilidad del banco, y que se siente legitimado en sus decisiones por las sentencias. "Creo que Grezzi no tiene interés en recuperar el dinero. Yo tengo embargado todo mi patrimonio que no llegaría ni a un 10% de la deuda, y si es a base a retener parte de mi pensión, no tendría vidas para pagarlo. Veo un poco como maquillaje el que me hayan condenado".