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Coronado: "Los aviones, barcos de recreo o coches utilizarán hidrógeno obtenido con agua, placas solares y un electrocatalizador

VALÈNCIA. Si empiezo el artículo escribiendo sobre grafenos y otros materiales bidimensionales, espintrónica molecular, nanoimanes o células solares que utilizan perovskitas de halogenuros metálicos,  problamente, muchos de los lectores no tengan ni idea a lo que me refiero. Pero si yo les digo: ordenadores que caben en un bolsillo, que se pueden plegar, más rápidos, transmisión de información a prueba de hackers, vehículos que utilizan como combustible hidrógeno obtenido a partir de agua o dispositivos que no necesitan casi energía …¿a qué esto les interesa más? Pues una cosa no se consigue sin la otra.

La ingeniería molecular no solo se encarga de los avances que nos gustan a la mayoría de los mortales y que forman, o nos gustaría que formaran, parte de nuestra vida diaria. También es fundamental en aspectos tan importantes como la seguridad mundial, la microeconomía, el medioambiente, la energía o avances sanitarios.

Las líneas y proyectos de investigación son muchos y avanzan muy rápido. Varios de esos proyectos los lidera Eugenio Coronado, catedrático de Química Inorgánica y director del Instituto de Ciencia Molecular de la Universitat de València. Es uno de los investigadores con mayor prestigio internacional y una eminencia en su campo.

Tiene innumerables distinciones, entre las que hay que destacar el Premi Rei Jaume I de Nuevas Tecnologías, la Cátedra internacional Blaise Pascal en Francia, el Premio Nacional de Investigación Química o la medalla de la Real Sociedad Española de Química y la medalla de la Real Sociedad Española de Física. Es el primer y único científico que obtiene ambas medallas. Además, es titular de dos ayudas Advanced Grant del European Research Council que son las más prestigiosas de la Unión Europea. También tiene activos tres proyectos europeos.

La energía atómica de fusión, la más eficiente

Las energías renovables, su forma de obtenerlas y almacenarlas es uno de los puntos de interés científico en todo el mundo. En opinión del catedrático de Química Inorgánica, cada área requerirá un tipo de energía diferente. “La energía atómica de ahora,  puede producir radioactividad si se produce un fallo o error humano en la central nuclear. En cambio, la de fusión son limpias. Es como tener un sol en la Tierra”.

Al igual que otros expertos, Coronado también apuesta por el hidrógeno como una de las principales energías del futuro. “Lo primero es conseguir producir hidrógeno de la forma más batata posible. Si, además, ese hidrógeno se puede fabricar in situ, en el momento, no haría falta tener que almacenarlo dentro del coche, por ejemplo. En un barco se puede producir hidrógeno a medida que se necesite si se consigue un electrocatalizador que permita tener un sistema que, por una parte, entrara agua del mar y, por otra, se forme hidrógeno.  Hay una apuesta clara de Europa y del mundo por conseguir y almacenar hidrógeno”.  Esta energía se puede conseguir con agua dulce o salada, que es lo que más abunda en el planeta. Además, según el director del Instituto de Ciencia Molecular, el hidrógeno también se podrá utilizar en aviones, barcos comerciales, de recreo o en otros vehículos ayudados de placas solares. Una energía que no está libre de riesgos.  Lo fundamental es encontrar un sistema en el que el hidrógeno y el oxígeno se mantengan alejados ya que sino podría ser muy peligroso: “El hidrógeno no es muy estable y con el oxígeno reacciona de forma explosiva”..

Baterías de coche biodegradables

Respecto a los coches reconoce que “uno de los aspectos en los que se está trabajando es mejorar las baterías para hacerlas más eficientes y biodegradables ya que el principal problema es cómo reciclarlas”.

Por cierto, unas baterías que podrían durar mucho más. Sin embargo, “los fabricantes de coches eléctricos deciden que las baterías solo tienen que durar un número determinado de ciclos para que no dure el coche más que la batería”, asegura Coronado.

Productos diseñados para fallar con el tiempo

 La obsolencia programada es una realidad. Es decir, los fabricantes diseñan los productos decidiendo cuánto tienen que durar para fomentar el consumo o el consumismo, depende de cómo se mire. El premio Jaume I reconoce que esta práctica es muy habitual. “El fabricante plantea la fabricación de, por ejemplo, una nevera que tenga un coste determinado. Pero, si con ese dinero se puede fabricar una nevera que dure cincuenta años, el fabricante, al no convenirle, modifica el material para que dure menos”, explica el Premio Nacional de Investigación Química.

Otros productos, como los móviles o electrodomésticos, también podrían durar más años pero resultarían muy caros para el consumidor o se consumiría mucho menos.

 La energía solar es la más fácil, la tenemos gratis y para uso doméstico es la mejor. Para otros usos es más complicado porque se necesitarían grandes extensiones con paneles solares”. Por tanto, podemos invertir tranquilos en energía fotovoltaica que no pasará de moda.

Bancos y gobiernos luchan por controlar la información cuántica

“Las líneas de investigación en tecnologías cuánticas está muy de moda”, señala Coronado quien advierte que China está intentado hacer todo lo posible por controlarla. La comunicación es segura, indescifrable y, si la intentan hackear, se sabe de forma inmediata. Por eso, es tan importante para gobiernos de todo el mundo. El poder económico la considera fundamental. Para los bancos es imprescindible que la información que manejan sea totalmente segura.  Con la información cuántica se consigue obtener datos que de otra forma tardan años en conseguirlos. Estas tecnologías aún están en fase de estudio y será difícil que se generalice a la población ya que tienen un coste muy elevado.

Respecto a los ordenadores del futuro, Coronado señala que estéticamente serán parecidos a los que conocemos ahora. Tenemos que tener en cuenta que “un iPhone es un ordenador muy pequeño y muy potente”.

Sí que variarán los componentes con los que estén fabricados, la cantidad de energía necesaria para utilizarse y cada vez serán más rápidos y pequeños.

Coches voladores y leer la mente, ¿ficción o realidad?

Hace veinte años nadie hubiera podido imaginar que internet tuviera el uso social actual o que existirían ordenadores que, al mismo tiempo, fueran teléfonos y cámaras de fotos. En poco tiempo veremos cosas que parecen de ciencia ficción. “El coche volador autónomo que salía en los dibujos animados ya existe. No se comercializa porque debe haber problemas de seguridad o precio”.

Tampoco conocemos las posibilidades del cerebro, el gran desconocido. Coronado aventura que quizá algún día no muy lejano “se puedan detectar señales en el cerebro y saber lo que la persona está pensando”. Es decir, leer la mente a la otra persona.

Otra de las líneas de investigación del científico valenciano se centra en un nuevo proyecto europeo FET-OPEN, de apoyo a Tecnologías Futuras y Emergentes (H2020). El objetivo es fortalecer grandes proyectos colaborativos de investigación científica y técnica de excelencia ligados a tecnologías rupturistas y realizados mediante colaboración. Se trata del tercer FET-OPEN que el catedrático mantiene activo. Dichos proyectos tratan de poner en valor el papel de las moléculas en tecnologías como la espintrónica o la computación cuántica.

Planteado en el campo de las TIC, SINFONIA (Selectively activated information technology by hybrid organic Interfaces) propone el almacenamiento y transporte de información en interfaces híbridas formadas por moléculas fotoactivas y materiales antiferromagnéticos. “Se trata de una nueva aproximación para la tecnología de la información que, a diferencia de la tecnología convencional CMOS, tiene un consumo muy bajo de energía, ya que no requiere ni de corrientes eléctricas ni de electrodos para almacenar y transmitir información”. Nuestro sueño es diseñar un dispositivo de tamaño nanométrico puramente molecular, donde la unidad fotoactiva y el material antiferromagnético estén basados en moléculas y en el que este último sea un material bidimensional de grosor nanométrico; un desafío que pondrá a prueba tanto la versatilidad química de nuestra aproximación como las posibilidades de miniaturización de esta nueva tecnología”, concluye.


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