La transformación digital, la globalización, el auge de la inteligencia artificial y la necesidad de tomar decisiones estratégicas con rapidez están redefiniendo el perfil del directivo. ¿Qué tipo de líderes necesitan hoy las empresas? ¿Y cómo se preparan para ello? Para responder a estas preguntas, Javier Muñoz de Prat y Manuel Zaplana Llinares, profesores de la Universidad Europea de Valencia, desgranan el enfoque de sus programas formativos: el MBA y el Máster en Dirección Comercial y Ventas.
“El MBA es un 360, una visión completa de todos los departamentos de la empresa”, explica Muñoz. “Preparamos a nuestros alumnos para analizar problemas reales y resolverlos con una perspectiva global. Es un trampolín para consolidarse o reinventarse profesionalmente”. Por su parte, Zaplana lo resume así: “Nuestro objetivo es formar a los profesionales que liderarán la transformación de las ventas en los próximos años”.
Ambos coinciden en que sus estudiantes, en su mayoría con entre tres y cinco años de experiencia, buscan un impulso para dar el siguiente paso en su carrera. Y lo hacen en un entorno académico que combina teoría y práctica, conocimiento técnico y competencias personales, visión empresarial y desarrollo humano.
Soft skills: la clave diferencial del nuevo directivo
En un contexto donde lo técnico ya no basta, las habilidades blandas cobran un papel protagonista. “La inteligencia emocional, la capacidad de adaptación, la comunicación y el liderazgo son esenciales”, afirma Zaplana. “Sobre todo en ventas, donde tradicionalmente se ha llegado de forma accidental. Ahora buscamos metodología y excelencia”.
Muñoz insiste en que las soft skills están presentes desde el primer día: “No puedes pedirle a alguien que desarrolle habilidades de comunicación si no se le entrena en ellas desde el principio. En nuestro modelo, el alumno vive la experiencia directiva desde dentro, mediante simulaciones, dinámicas de grupo, presentaciones y coaching individual”.
Ambos programas comparten este enfoque transversal, donde se trabaja sobre casos reales y con profesorado que está en contacto directo con el mundo empresarial. “No se trata de clases magistrales”, dice Muñoz, “sino de compartir experiencias y generar conocimiento aplicable”.
Adaptarse al cambio sin perder el rumbo
La inteligencia artificial, el big data o los cambios geopolíticos no son amenazas, sino desafíos que exigen preparación y criterio. “Hay que perderle el miedo a la IA”, afirma Zaplana. “Nos ayuda con la parte más técnica, pero la diferencia entre profesionales la marcarán las competencias humanas”.
Muñoz coincide en que el valor está en saber interpretar el dato: “El directivo no tiene que ser un experto técnico, pero sí saber tomar decisiones a partir del análisis. La IA será una herramienta clave, como en su día lo fue Google, pero el liderazgo sigue siendo cosa de personas”.
La globalización, la desglobalización, los aranceles, los conflictos internacionales… todo forma parte de un nuevo tablero que los alumnos deben aprender a leer. “Por eso incorporamos una visión geoeconómica a nuestros programas”, añade Muñoz. “El directivo de hoy no puede mirar solo su departamento o su país: necesita perspectiva”.
Práctica, networking y casos de éxito
“Tomar decisiones y gestionar sus consecuencias: eso es lo que define el mundo laboral”, resume Zaplana. Por ello, el modelo académico de la Universidad Europea de Valencia está basado en retos, simulaciones, talleres y aprendizaje experiencial. “Lo importante no es solo saber, sino saber aplicar”, añade Muñoz.
El contacto con profesionales en activo no solo inspira: también abre puertas. “Muchos de nuestros alumnos encuentran oportunidades dentro del propio aula, entre compañeros o profesores”, explica Zaplana. “Además, organizamos charlas, visitas y encuentros con empresas reales, desde startups hasta grandes corporaciones”.
Muñoz destaca casos de éxito muy diversos: desde antiguos alumnos que han dado el salto a otros sectores hasta emprendedores que han creado modelos innovadores. “Tenemos desde apps de logística en Latinoamérica hasta tiendas de productos colombianos en Valencia, pasando por plataformas de análisis de datos adaptadas a la pyme. El valor está en la idea… y en cómo se ejecuta”.
La decisión que puede cambiar una carrera
A quienes estén dudando sobre si dar el paso e inscribirse en uno de estos programas, ambos lanzan un mensaje claro. “Que no se queden con el ‘y si…’”, dice Muñoz. “Que vengan, que pregunten, que valoren lo que les ofrecemos”. Zaplana completa la idea: “Aquí no solo se aprende. Se inspira. Se contagia la actitud”.
Ambos coinciden en que el entorno presencial y el ecosistema de la universidad hacen la diferencia. “Las instalaciones, los compañeros, el ambiente… todo suma”, concluyen. Y es que en un mundo en constante transformación, quizá lo más valioso que puede ofrecer un máster no sea una respuesta, sino una nueva forma de hacer preguntas.