plazapodcast

El arte de invitar: agasajo y eficacia en el Protocolo

En el vasto universo del protocolo, existe una pequeña joya que a menudo pasa desapercibida: el saber invitar. Esta frase, aparentemente sencilla, encierra un mundo de significado y destreza. Permítanme guiarlos a través de sus matices.

Antes de sumergirnos en el arte de invitar, recordemos la relevancia del protocolo. No se trata solo de formalidades rígidas, sino de una herramienta para comunicar, transmitir y estructurar nuestras interacciones. El protocolo es como una partitura invisible que orquesta nuestras relaciones cotidianas.

La palabra clave aquí es agasajar. Invitar no es solo ofrecer una mesa o una silla; es crear un ambiente donde los demás se sientan especiales. Pero agasajar tiene su propia sutileza. No basta con hacerlo; debemos hacerlo bien.

En el corazón del protocolo reside un espíritu de servicio. Cuando nos entregamos a agasajar, aflora esa chispa interior. Queremos agradar, hacer felices a quienes nos rodean. Es un acto de generosidad y atención.

¿Cómo agasajamos con maestría? Aquí están las claves:

Alegría: Seamos alegres, irradiemos positividad. Un anfitrión alegre contagia su entusiasmo y hace que los invitados se sientan bienvenidos.

Agradable y Brillante: La cortesía y la amabilidad son esenciales. Un apretón de manos firme comunica confianza y respeto. Y, por favor, nunca saludemos con gafas de sol puestas.

Eficacia: Invitar no es solo un gesto; es una acción eficaz. La puntualidad es clave. Improvisar está permitido, pero siempre previsto.

La Máxima del Protocolo: Toda improvisación debe estar anticipada. Como buenos anfitriones, debemos prever cada detalle, desde la apertura de la puerta hasta el último discurso.

Así que, queridos amigos, la próxima vez que inviten, recuerden: agasajar es un arte, y la eficacia es su musa. Que cada encuentro sea una sinfonía de hospitalidad y alegría.


Recibe toda la actualidad
Plaza Podcast

Recibe toda la actualidad de Plaza Podcast en tu correo