En España hay más de 14 mil personas centenarias. En poco más de dos décadas este número se ha multiplicado por cinco y se espera que siga subiendo.
La española Maria Branyas, de 117 años, se ha convertido en la persona más anciana del mundo. La esperanza de vida sigue aumentando, ¿pero hasta dónde puede llegar el ser humano? ¿Existe el secreto para envejecer cada vez con mejor calidad de vida?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que es posible que los octogenarios mantengan capacidades similares a las de jóvenes de 30 años. Con el envejecimiento de la población mundial, comprender las claves para un envejecimiento saludable se vuelve crucial.
La salud en la vejez depende de hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular, evitando el tabaco y el alcohol, asegurando un descanso adecuado y manteniendo relaciones sociales.
En un contexto marcado por el envejecimiento poblacional y la creciente longevidad, el doctor en Psicología Gustavo Zaragoza ofrece valiosas reflexiones sobre este fenómeno que redefine la concepción misma de la vejez y sus implicaciones sociales.
Zaragoza contextualiza su análisis con el caso de María Brañas, quien a sus 117 años se ha convertido en un símbolo de longevidad y resiliencia, desafiando incluso al COVID-19. El experto destaca que el proceso de envejecimiento es multifacético, influenciado tanto por factores biológicos como medioambientales, lo que otorga al ser humano un grado de control sobre su propia longevidad.
Con una población española que cuenta con más de 14.000 centenarios, Zaragoza plantea la pregunta crucial sobre si este número seguirá en aumento en los próximos años. Su respuesta es afirmativa, señalando una tendencia hacia un aumento en la esperanza de vida y una meseta en la pirámide poblacional, donde cada vez más personas alcanzan edades avanzadas.
La longevidad, según el experto, es un fenómeno social que refleja no sólo avances en biología, sino también logros sociales y culturales. Con una expectativa de vida que se ha triplicado en menos de un siglo, la sociedad actual se enfrenta a nuevos desafíos y oportunidades en términos de organización, cuidado y participación de las personas mayores.
Uno de los aspectos destacados por Zaragoza es el concepto de "envejecimiento saludable", donde la prevención, los avances médicos y los sistemas de cuidado contribuyen a una vida prolongada y confortable. Este cambio de paradigma implica una redefinición de la vejez como una etapa activa y productiva, donde las personas mayores continúan contribuyendo a la sociedad a través de la transferencia de conocimientos y experiencias.
La revolución de la longevidad, como la describe Zaragoza, también ha transformado la noción de edad y su impacto en la vida de las personas. Ahora, el aprendizaje y el trabajo se extienden a lo largo de toda la vida, desafiando las antiguas restricciones impuestas por la edad. Además, la interacción intergeneracional se ha convertido en un valor fundamental, donde las personas mayores no solo transmiten conocimientos, sino también valores y perspectivas de vida.
Sin embargo, Zaragoza señala que aún queda trabajo por hacer en términos de conciencia social y política sobre el fenómeno de la longevidad. Destaca la importancia de reconocer los logros colectivos en la organización de una sociedad donde la vida larga y confortable sea accesible para todos.
La longevidad es más que una cuestión biológica; es un fenómeno social que redefine nuestra comprensión de la vejez y presenta nuevos desafíos y oportunidades para la sociedad actual. Con una perspectiva positiva y proactiva, podemos aprovechar al máximo esta revolución de la longevidad y construir un futuro donde la edad sea sinónimo de experiencia, sabiduría y contribución continua.