En España, la salud bucodental continúa siendo una asignatura pendiente. Cada persona acude al dentista una media de 0,7 veces al año, mientras que el gasto medio por hogar destinado al cuidado de la boca asciende a 198 euros. Estas cifras revelan que, aunque la conciencia sobre la importancia de la salud dental ha aumentado, todavía existe una notable brecha entre la necesidad real de atención y la frecuencia con la que la población acude a revisiones o tratamientos odontológicos.
Lo más sorprendente es que, pese a esta baja frecuencia de visitas, España cuenta con más dentistas por habitante que la media europea, e incluso supera con creces las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la última década, el número de profesionales colegiados ha crecido más de un 20%, lo que refleja un aumento significativo en la oferta de especialistas. Sin embargo, este crecimiento no se ha traducido en un acceso más equitativo a la atención bucodental.
El verdadero problema radica en la escasa presencia de odontólogos en la sanidad pública. Solo un 3,6% de los dentistas en España forma parte del Sistema Nacional de Salud (SNS), lo que equivale a menos de 1.500 profesionales para atender a los casi 47 millones de habitantes del país. Esta cifra pone de manifiesto la fuerte dependencia del sistema privado para acceder a tratamientos dentales, una situación que deja fuera a quienes no pueden afrontar el coste económico de estas intervenciones.
Para profundizar en esta problemática, conversamos con Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España, y con Marciano Sánchez-Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública. Ambos coinciden en la necesidad de reforzar la atención bucodental pública e integrar más profesionales en el sistema sanitario, garantizando que la salud oral no sea un privilegio, sino un derecho accesible para todos los ciudadanos.