Revista Plaza

la vida (real) en primera división mundial

Valencianos en Silicon Valley

VALENCIA. Es la meca del emprendimiento en la que se puede coincidir con Mark Zuckerberg entrando en una cafetería, asistir a fiestas de lanzamiento don- de se sirve gamba líquida o pitchear al oí- do de vicepresidentes ejecutivos como si fueran compañeros de pupitre en primaria. Considerado como campo de minas de ideas y talentos emergentes, la bahía de San Francisco es el epicentro del universo para quienes buscan transformar una idea de negocio global.

Eso sí, no es oro todo lo que reluce. Es mucho más difícil conseguir inversión de lo que algunos quieren hacer ver. No es un mundo ideal. Aunque si bien es cierto que es más fácil ser escuchado en las altas esferas, nada garantiza una inversión millonaria sólo por estar allí.

Son muchos los valencianos que han recorrido sus calles y que hablan de sus pros y sus contras. «Los inversores tienen mucho dinero pero también mucho cuidado», explica Montse Medina, quien estudió aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid antes de irse a Stanford para realizar un doctorado.

Tras inversiones de dudoso éxito en bolsa como Facebook o Twitter, empezaron a moderarse y cuando encuentran una empresa que les interesa, le dan entre 10 y 15 millones, lo que provoca valoraciones astronómicas de algunas compañías. Eso sí, quien haya estudiado en Stanford, el MIT, Harvard o Berkeley lo tiene mucho más fácil.

Ella es Chief operation officer (COO) de Jetlore, una solución de personalización de email marketing que utilizan empresas como Ebay o Groupon. La misión del algo- ritmo que han creado es la de ayudar a las empresas a ofrecer contenido relevante a sus suscriptores a través del correo electrónico para aumentar la efectividad y las ventas en al menos un 30%.

(Lea el artículo completo en el número de mayo de la revista Plaza)

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