La sordera es una discapacidad invisible que puede pasar desapercibida al principio, pero que puede tener graves consecuencias para la salud y el bienestar de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud, para 2050, una de cada cuatro personas en el mundo tendrá algún grado de pérdida auditiva, lo que supone unos 2.500 millones de personas. Aunque el envejecimiento es la causa más común, cada vez más jóvenes se quejan de molestias en el oído. La exposición al ruido, especialmente por el uso o abuso de dispositivos de audio a altas intensidades, está adelantando la aparición de problemas auditivos.
Es importante estar atentos a los síntomas de pérdida auditiva progresiva, que incluyen dificultad para entender conversaciones en entornos ruidosos, sensación de taponamiento en el oído después de exposiciones intensas al ruido, y pérdida de frecuencias agudas. Al principio, estos síntomas pueden ser transitorios, pero indican un daño que puede volverse permanente si no se toman medidas preventivas.
La sociedad no es suficientemente consciente de los problemas auditivos, especialmente los jóvenes, quienes a menudo no son informados sobre los niveles de decibelios peligrosos y el daño que pueden causar. Es crucial activar las aplicaciones de protección auditiva en los teléfonos y limitar la exposición a ruidos fuertes.
El ruido no solo afecta la audición sino también la salud física y mental. Exposiciones a niveles superiores a 55 decibelios pueden alterar el bienestar, aumentar el estrés, los niveles de cortisol y adrenalina, lo que puede conducir a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras complicaciones.
Para prevenir problemas auditivos, se recomienda economizar y minimizar el ruido en el entorno diario, usar protección auditiva en lugares ruidosos y realizar revisiones auditivas periódicas. A nivel laboral, muchas personas están expuestas a altos niveles de ruido, lo que subraya la necesidad de medidas de protección y cumplimiento de la legislación.
La prevención y la concienciación sobre la pérdida auditiva deben empezar desde una edad temprana, evitando exposiciones a ruidos fuertes y educando sobre la importancia de cuidar la audición. Las escuelas y los padres tienen un papel crucial en esta tarea, promoviendo ambientes más tranquilos y utilizando protección en eventos ruidosos.
Hablamos de todo ello con Mª José Lavilla, vocal de la comisión de Audiología de la SEORL-CCC, Sociedad española de Otorrinolaringología y cirugía de Cabeza y cuello y con Jacinto García Lorenzo, Otorrinolaringólogo, Jefe de Servicio en el Hospital del Mar de Barcelona.