Beiró: "A los 40 años una mujer tiene un 70% de posibilidades de tener embriones con alteraciones genéticas"
La doctora Belén Beiró, ginecóloga de la Unidad de Reproducción Asistida de IMED Valencia y una de las mejores especialistas de España en este campo, ha explicado que “el tiempo es crucial” para lograr tener un embarazo y que el bebé nazca sano. Por este motivo, es muy clara en un aspecto: “Si una mujer tiene claro que quiere tener hijos pero considera que aún no ha llegado el momento, la mejor recomendación es congelar sus óvulos antes de cumplir los 35 años. De esta forma, podrá utilizar sus óvulos más adelante, el día en que sí quiera ser madre.
La mujer nace con una dotación ovárica finita de alrededor de 1 millón de ovocitos. Con la primera menstruación, esa reserva se disminuye hasta los 300.000 óvulos aproximadamente. De todos estos, una mujer ovulará a lo largo de su vida en torno a 500 óvulos. La edad en la que la mujer es más fértil es entre los 20 y los 30 años, aunque poca gente se plantea tener hijos a esa edad. Sin embargo, a partir de los 35 años se reduce el número de óvulos y en muchos casos se ve afectada la calidad, incrementándose el riesgo de concebir un bebé con alteraciones cromosómicas. Más aún, las cifras son impactantes: cuando una mujer se queda embarazada con 40 años tiene un 70% de posibilidades de tener embriones con alteraciones genéticas, es decir, solo 3 de cada diez embriones tienen posibilidad de ser sanos. Esto es así porque la capacidad que tiene ese óvulo, una vez formado el embrión, de dividirse y de no cometer errores, empeora con la edad.
Cuando una mujer acude a la Unidad de Reproducción, lo primero que se realiza es una anamnesis exhaustiva tanto de ella como de su pareja para poder conocer si hay alguna causa de infertilidad. Una vez hecho esto, se les solicitan pruebas analíticas y genéticas y tras ello se define el tratamiento a realizar. Ya que el principal factor de infertilidad que tenemos actualmente en las clínicas de reproducción asistida es la edad, habitualmente femenina, el tratamiento indicado más allá de los 40 años es la fecundación in vitro, siempre que la reserva ovárica lo permita. Por ello, se recomiendan dos estudios complementarios. En primer lugar, se realizaría un estudio genético preimplantacional para conocer aquellos embriones Euploides y descartar los que no lo son, además de conocer qué alteraciones genéticas tienen. En el caso de que no se desee realizar este estudio, se haría el Secure Select que nos permite hacer una clasificación de los embriones, permitiendo transferir aquel que más posibilidades tiene de dar lugar a un embarazo. Esta técnica se realiza estudiando el medio de cultivo en el que están dichos embriones.
En aquellos casos en los que la mujer no puede hacer tratamiento con sus propios óvulos, se puede plantear la donación de ovocitos. Se selecciona una donante con las características fenotípicas de la paciente y se hace un estudio de compatibilidad genética con la pareja masculina que aportará su gameto (técnica Secure Match).
Un dato impresionante es que las mujeres que finalmente tienen que recurrir a la donación de óvulos piensan que su bebé no tendrá ninguna carga genética suya. Lo que muchas desconocen es que la mujer gestante es capaz de indicarle a ese bebé qué genes expresará y cuáles no. Por ello, un mismo embrión puesto en dos mujeres diferentes será un bebé completamente diferente y esto es lo que se conoce como epigenética.
Para aquellas pacientes que, tras haber conseguido gestación, quieran tener más seguridad en las semanas de embarazo, también existe la posibilidad de hacer un test prenatal no invasivo, en el que se estudia el ADN fetal a través de la sangre de la madre.