Valencia Plaza

¡no es el momento!

Ayuso y la sanidad valenciana

  • Manifestación contra el desmantelamiento de la Atención Primaria, en Madrid. Foto: ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ/EP
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El sábado de la semana pasada desfilaron por las calles de Madrid varias decenas de miles de manifestantes protestando por el calamitoso estado de la sanidad pública madrileña. Calamitoso no tanto desde la perspectiva estricta de que la atención sea muy deficiente en estos momentos, por muchas carencias que haya, sino más bien porque se aprecia una clara dinámica, ya desde hace unos años, de deterioro de la prestación del servicio, insuficiente financiación y personal, incapacidad para asumir en condiciones el crecimiento de población o los costes de muchos nuevos tratamientos y, muy especialmente, de renuncia a cada vez más espacios de prestación pública directa porque de forma creciente la Comunidad de Madrid opta por quitarse de encima la molestia que supone gestionar y prefiere contratar con empresas privadas del sector que se encarguen ellas de proveer tal o cual prestación y todos tan contentos.

Desde la distancia que da mirar todo esto desde la España periférica, es evidente que los señores que gestionan esto de la sanidad pública en la Comunitat Valenciana, ya sean del PSOE o de sus socios de gobierno, han disfrutado de la manifestación. De que se ponga en algo así en el foco mediático (y a fe que se pone, porque obviamente, tratándose de un problema regional madrileño, durante varios días todas las televisiones públicas y privadas de ámbito estatal y la prensa escrita española no han hablado de otra cosa, exactamente igual que si, por ejemplo, hubiera una protesta equivalente contra el modelo de prestación sanitaria, no sé, andaluz, ¿verdad?) , y de que además ese foco ilumine sobre todo a Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y supervillana de cómic absolutamente perfecta. Por madrileña para unos, por pepera para otros, por ultra, por impresentable o por populista, por centralista o por privatizadora… siempre hay una Ayuso que sirve para antagonizar mejor que nadie. ¡Si hasta antagoniza que da gusto con los líderes de su propio partido!

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Foto: RICARDO RUBIO/EP

El caso es que, además, es razonable que desde València se busque que nos comparen con ella y con la sanidad madrileña. Estén mejor o peor los centros de salud valencianos, a fin de cuentas, lo cierto es que aquí no hay manifestaciones, de manera que lo que ven en la tele a todas horas los ciudadanos de aquí es que en Madrid la cosa parece tan grave que la gente sale a la calle y que aquí no. Es decir, no debemos de estar tan mal. ¡Un nuevo éxito del Botànic! ¡No somos tan desastre como Ayuso! Y no sólo eso, es que además precisamente la sanidad ilustra tan bien las diferencias entre una forma de hacer las cosas, que confía en lo público y amplía prestaciones y derechos, con la otra, que sólo privatiza y liberaliza para potenciar el lucro privado, dándole igual las personas, que la oportunidad de aprovechar para sacar pecho, como han corrido a hacer nuestros representantes políticos, es irresistible.

Sin embargo, a poco que uno analice bien las cosas, no tiene ningún sentido alardear de un modelo de salud, el valenciano, que ni es tan distinto del madrileño en el dinero per cápita que dedicamos al mismo, ni en los problemas que tiene… y ni siquiera en el recurso masivo a planes de choque y conciertos que tienen como denominador común hacer más y más responsable de la prestación sanitaria a empresas y entramados externos, en vez de la prestación pública directa.

Gasto per càpita por CCAA. Fuente: Anuario estadístico ministerio de Sanidad 2020

La Comunitat Valenciana está a la cola, y lo ha estado desde hace años, en inversión en sanidad per cápita. Estamos en el furgón de cola en ese parámetro, junto a la mencionada Comunidad de Madrid, Andalucía e Islas Baleares. Sobre las repercusiones de este déficit inversor, que además se repite y arrastra desde hace años, es difícil exagerar. Basta ver las listas de espera que genera nuestro modelo sanitario. Y por mucho que tengamos un problema crónico de infrafinanciación, evidentemente cierto, esto no hace menos responsables de la situación a nuestros políticos que, por otro lado, son también los que año tras año, década tras década, han sido incapaces de desastascar por las buenas o por las mala la cuestión, escandalosa, de que la Comunitat Valenciana siga siendo una de las peor financiadas, comparativamente, de toda Europa y, caso excepcional, la única región de un país con una renta per cápita inferior a un 90% de la renta media nacional que es contribuyente neta en una peculiar forma de “solidaridad interregional” que envía esos recursos a otras regiones más ricas del país. Aunque, eso sí, hacemos muchas manifestaciones periódicamente a cuenta del tema.

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