Valencia Plaza

hedonista / los clásicos

Para José Manuel y Chelo del bar Richard lo importante es tener lo mejor

  • David, el actual responsable de El Richard, con sus padres Chelo y José Manuel (KIKE TABERNER)

VALÈNCIA. Corría el año 1980. José Manuel, su hermano y Chelo, la mujer del primero, abrieron un pequeño bar de menús en la calle Pinzón, una de las menos transitadas del barrio del Carmen. Hoy en día es una de las barras más celebradas de la ciudad del Turia. 

Tulipas de cristal gordo colgando del techo; azulejos de apartamento básico de El Perellonet; la portentosa plancha al fondo del reducido local; a la derecha, un par de pequeñas mesitas vestidas con mantel de papel, y a la izquierda, la imponente y desmedida barra. Hasta que llegó la pandemia, José Manuel Alcaide y María Consuelo Peiró se encargaban de la barra y la plancha. Las elaboraciones de cocina —ensaladilla, tortillas, algún guiso— eran factura de Chelo. Hoy es David, el hijo de ambos, quien mantiene el libro de reservas lleno con semanas de antelación. 

«En los primeros años solo hacíamos menú casero, pero empezamos a abrir por las noches e introdujimos lo que es sepia, calamares, cositas de picar. Todo comprado de calidad, pero poca cantidad, por encargo… poquito a poquito, más género. Primero solo los viernes, luego los jueves, que si te piden para el miércoles, los martes… la cosa se disparó, hasta que al final quitamos el menú porque la gente venía para el picoteo y el menú se nos quedaba allí. El picoteo se comió al menú», me contó en su día David, cuando aún no estaba al frente de este tipo de establecimientos, que no abundan, que deberían abundar. Un Bar Richard en cada esquina, por favor.

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