Valencia Plaza

SEMANA SANTA MARINERA

Esmorzar hermandado en la santísima Semana Santa marinera

  • Kike Taberner

«Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa». La frase es de Corintios 5:7, pero podría ser el lema de alguna de las panaderías que en estas fechas disponen en sus mostradores y vitrinas redondos panquemaos y divertidas monas; de los restaurantes que sacan pecho por sus torrijas (Taska La Reina, por ejemplo) y de locales en los que se recuperan recetas de pepitos (La Sastrería) o que nunca perdieron los llamados ximets en otras partes de la geografía valenciana (Casa Montaña). 

Aunque la Cuaresma se relaciona con ciertas restricciones alimenticias, la práctica de la venta de indulgencias que activó el papa León X en el siglo XVI le quitó peso a eso de la abstinencia y el ayuno. La prohibición del consumo de carne en miércoles de Ceniza, Jueves Santo, Viernes Santo y los viernes de la Cuaresma, se podía arreglar con un nada modesto donativo. Reformas, contrarreformas y laicización de la sociedad aparte, la tradición católica de las fiestas que nos ocupan, la Semana Santa Marinera, tiene cuadros tan visuales como esa procesión en la que las representaciones de Cristo se conducen hasta la playa «donde se elevará una oración en memoria de los marineros fallecidos, mientras en la orilla, el personaje bíblico representando a la Madre Dolorosa depositará unas flores sobre las olas», en palabras del programa de festejos. Quienes se encargan de las escenificaciones y liturgias son las hermandades: una treintena de cofradías, corporaciones y germandades como la que visitamos hoy, que es Jueves Santo y van a almorzar pura tradición con buen pan de nueva levadura.

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