VALÈNCIA. El pasado 29 de octubre, la provincia de Valencia fue golpeada por la peor Dana (Depresión Aislada en Niveles Altos) registrada hasta la fecha en la región. Si bien la lluvia no alcanzó a los municipios situados en la comarca de l'Horta Sud, estos pueblos sí padecieron las consecuencias: en cuestión de horas, sus calles se cubrieron de barro, los vehículos quedaron prácticamente siniestrados y los vecinos evacuaron sus hogares con lo puesto. Entre los puntos más afectados por el temporal, destaca Picanya que, tres semanas después, ha logrado recuperar parte del aspecto que poseía antes de la tragedia, algo que no habría sido posible sin la implicación de toda la comunidad.
Consuelo García, vecina de esta localidad y anestesista infantil en el Hospital La Fe de València, no solo enfrentó la inundación que destrozó su casa, sino también una emergencia sanitaria que desbordó al municipio. "La fuerza del agua era incontenible y, entre las infraestructuras dañadas, colapsó el centro de salud de Picanya", relata García en declaraciones a Valencia Plaza, mientras describe cómo, junto a su familia, trató de salvar sus pertenencias más valiosas del garaje de su casa. "Pusimos colchones y sofás para frenar el agua, pero fue inútil", lamenta.
Finalmente, lograron refugiarse en el ático de su domicilio, desde donde observaban cómo la lluvia devoraba las calles de Picanya. De hecho, García recuerda ver a una vecina sobre un coche, tratando de salvarse de la inundación: "Sentí una impotencia enorme; no podíamos hacer nada porque todo era oscuridad y agua". En mitad de la catástrofe, con el centro de salud devastado y los recursos limitados, García decidió que era el momento adecuado para actuar: sin vacilar, abrió las puertas de su vivienda y la convirtió en un improvisado punto de atención médica, ofreciendo asistencia a decenas de personas que precisaban de servicios sanitarios básicos y no sabían dónde acudir.