Dejar de fumar tabaco es un reto considerable y difícil para la mayoría de las personas adictas. Tan solo el 30% de quienes deciden abandonar el tabaco acceden a medios para lograrlo, y el 65% de aquellos que lo intentan recaen en los primeros tres meses.
La vareniclina, un medicamento administrado por vía oral, se está destacando como uno de los tratamientos más eficaces para dejar de fumar, incrementando casi tres veces las posibilidades de éxito al cabo de un año de tratamiento. El número de fumadores en España se ha duplicado en tan solo un año, pasando de un 23,2% en 2022 a un 41% en 2023.
Hablamos con Noa Rey, farmacéutica experta en tabaquismo y miembro de la junta directiva del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo y de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo. Según Rey, este medicamento, ya conocido por los profesionales, ha demostrado ser seguro y eficaz para ayudar a los pacientes a dejar de fumar. Aunque recién comercializado como genérico por los laboratorios Normon, lleva casi una década en uso bajo otras marcas.
Este fármaco alivia los síntomas del síndrome de abstinencia, facilitando el proceso de abandono del tabaco. Su administración es simple: durante los primeros tres días se toma un comprimido al día, y a partir del cuarto día, dos comprimidos diarios, uno por la mañana y otro por la noche, siempre con un vaso de agua. Esta facilidad de uso, combinada con la posibilidad de tomarlo con otros tratamientos y alimentos, contribuye a una mayor adherencia del paciente al tratamiento.
A pesar de la eficacia del medicamento, es crucial la voluntad del paciente para dejar de fumar. La determinación es fundamental, aunque el apoyo farmacológico puede hacer el proceso más llevadero.
Los efectos secundarios se consideran mínimos y manejables. Los más comunes son malestares estomacales, náuseas, sueños vívidos, dolores de cabeza y boca seca. Estos efectos suelen ser leves y pueden mitigarse con ajustes simples, como adelantar la última toma del día o acompañar el medicamento con alimentos.
El síndrome de abstinencia no afecta a todos por igual. La mayoría de los pacientes experimentan mejoras físicas y psicológicas poco después de dejar de fumar, como mejor sabor y olor de los alimentos, mayor capacidad pulmonar y menos cansancio. Además, el logro de superar una adicción refuerza el sentido de empoderamiento del paciente, a menudo acompañado por la adopción de hábitos de vida más saludables.
A pesar de la disponibilidad del medicamento, solo el 30% de quienes intentan dejar de fumar recurren a medios como este, y el 65% recaen en los primeros tres meses. Para reducir este porcentaje, se sugiere un mayor compromiso por parte de las autoridades sanitarias para hacer accesible el tratamiento y el apoyo profesional especializado. La combinación de un tratamiento farmacológico con apoyo cognitivo y preparativo para situaciones de riesgo puede mejorar significativamente las tasas de éxito.
La lucha contra el tabaquismo enfrenta desafíos adicionales debido al poder y los recursos de la industria tabacalera, que constantemente bordea la legislación con marketing agresivo. Es necesaria una legislación más estricta y su cumplimiento, junto con medidas como el empaquetado genérico y el aumento de precios del tabaco, especialmente efectivo en jóvenes y poblaciones vulnerables.
Este medicamento, junto con la terapia de sustitución de nicotina, se considera de primera elección para dejar de fumar. Su comodidad, seguridad y eficacia lo hacen bien recibido tanto por pacientes como por profesionales. Además, su financiación por el sistema público facilita su acceso, aunque se aboga por eliminar la restricción de un intento al año para que los pacientes tengan más oportunidades de éxito sin barreras.