La llegada del delantero al Valencia CF en el verano de 2001 marcó un hito en la historia del club, ya que el jugador representaba claramente el ideario político de la extrema derecha.
La llegada de Salva Ballesta al Valencia CF en el verano de 2001 marcó un hito en la historia del club, ya que el jugador representaba claramente el ideario político de la extrema derecha. Con un historial destacado como goleador en el Racing de Santander y el Atlético de Madrid, Ballesta inició su carrera en el Valencia como titular bajo la dirección de Rafa Benítez. Sin embargo, a medida que avanzaba la temporada, su presencia en el equipo se fue reduciendo gradualmente, reflejando una pérdida de confianza por parte del entrenador.
Hijo de un militar del Ejército del Aire español, Ballesta había crecido en un ambiente castrense, lo que influyó en sus ideas políticas y culturales. En el campo, era conocido por celebrar sus goles con gestos militares y llevar consigo una bandera española, mientras que fuera del terreno de juego expresaba opiniones nacionalistas y conservadoras. Su relación con Benítez se vio empañada por desavenencias personales y profesionales, lo que finalmente resultó en su salida del club tras una serie de cesiones a otros equipos como el Bolton Wanderers y el Málaga.
El Valencia recibió a Javier Arizmendi después de la partida de Ballesta. Arizmendi, también vinculado con la extrema derecha debido a un incidente previo con una bandera franquista, tuvo una breve y discreta estancia en el club durante la turbulenta temporada en la que Ronald Koeman asumió el cargo de entrenador. A pesar de su breve paso por el Valencia, Arizmendi dejó una marca memorable al anotar un gol crucial contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, asegurando así la victoria para su equipo.
Ambos jugadores, Ballesta y Arizmendi, representaron un período de agitación y controversia en la historia del Valencia CF, reflejando no solo los desafíos deportivos que enfrentaba el club, sino también las tensiones políticas y sociales presentes en la sociedad española en ese momento. Aunque su paso por el Valencia fue breve y marcado por la polémica, su presencia dejó una huella duradera en la memoria de los aficionados y en la historia del club.