MADRID (EFE). Felipe VI presidirá el próximo lunes, día 10, en el Campello (Alicante), los actos conmemorativos por la inhumación del humanista y escritor Rafael Altamira, varias veces propuesto al Nobel de la Paz y que tuvo que exiliarse durante la dictadura franquista, cuyos restos han sido repatriados desde México.
Junto a Rafael Altamira (Alicante, 1866-Ciudad de México, 1951) serán inhumados también en el cementerio de El Campello los restos de su esposa, Pilar Redondo, después de que el pasado mes de diciembre se recuperaran del cementerio de Ciudad de México para ser repatriados a El Campello, donde el literato vivió hasta su adolescencia.
La noticia de que el rey presidirá el próximo lunes estos actos ha sido recibida "con inmensa alegría por parte de la familia y las administraciones implicadas en la repatriación de sus restos", según recoge la página web dedicada a Altamira, "pues supondrá un importantísimo paso hacia el reconocimiento a nivel nacional de esta gran figura de nuestra historia, que tanto luchó por la justicia, por la educación, por la paz y por su patria".
Una circunstancia que permitirá "situar a Rafael Altamira en el lugar que merece, algo por lo que su familia y especialmente su nieta, Pilar Altamira, lucharon durante tantos años", añade.
Humanista, historiador, americanista, pedagogo, jurista, crítico literario y escritor, Rafael Altamira se trasladó a Madrid tras terminar sus estudios de Derecho, donde entró en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, que marcó para siempre sus ideas, sus preocupaciones educativas y su actitud ética.
Dirigió el periódico republicano La Justicia, entre otras publicaciones, y en 1909 realizó un viaje por casi toda Hispanoamérica. A su regreso fue nombrado director general de Enseñanza Primaria; en 1920 fue elegido miembro de la Comisión de Juristas encargado por el Consejo de la Sociedad de las Naciones de redactar el anteproyecto del Tribunal de justicia Internacional, y en 1921 fue nombrado uno de los nueve jueces primeros titulares de la institución.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, Altamira partió para Holanda, donde continuó con su trabajo de juez permanente del Tribunal de La Haya, y tras la guerra permaneció en ese país decidido a no colaborar con el Gobierno instalado en España.
El escritor estuvo también cuatro años en Francia y después fue invitado por la Fundación Carnegie a dar clases en la Universidad de Columbia (Nueva York), aunque un inesperado accidente de rotura de la cadera le obligó a instalarse en México, donde estaban exiliadas sus dos hijas.
Rafael Altamira y Pilar Redondo fallecieron en 1951 y 1957, respectivamente, en la capital mexicana.
Doctor 'honoris causa' por las universidades de Cambridge, Columbia (Nueva York), Burdeos (Francia), París, La Plata (Argentina), Santiago de Chile, San Marcos de Lima y la Universidad Nacional de México, entre otras, fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, y propuesto para el Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones.