Detener el deterioro cognitivo y retrasar el envejecimiento de nuestro órgano más complejo, el cerebro, es uno de los grandes retos de la ciencia. Y uno de los campos de investigación que más desarrollo ha experimentado en las últimas décadas ha sido el de la epigenética. Este campo se basa en el estudio de los cambios que se producen en nuestros genes pese a que no se produzca ningún cambio en nuestra secuencia de ADN.
Un equipo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha decidido elaborar un atlas molecular que permita ver los cambios que se puedan producir en los genes con las distintas modificaciones en el exterior. Lo han hecho, además, centrándose en el hipocampo dorsal de ratones, una zona vital en la generación de neuronas en los seres vivos adultos, muy deteriorada con el paso de los años y asociada, por ello, al deterioro cognitivo también en seres humanos. ¿Qué significa realmente el concepto de enriquecimiento ambiental y cómo puede influir en nuestra capacidad cognitiva?
Hablamos con Mario Fernández, profesor de investigación del CSIC en el CINN, Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología de Asturias. Han presentado recientemente los resultados de un estudio innovador sobre el rejuvenecimiento cerebral mediante el enriquecimiento ambiental. Este estudio es fundamental en el campo del envejecimiento, ya que explora los mecanismos moleculares que explican cómo las actividades físicas y cognitivas pueden impactar la salud cerebral.
El estudio se basa en la hipótesis de que los mecanismos epigenéticos podrían mediar los efectos del entorno sobre la regulación genética. Para comprobar esta hipótesis, se utilizó un modelo animal en el que se compararon ratones jóvenes y viejos bajo diferentes condiciones. Un grupo de ratones fue mantenido en un entorno enriquecido, con diversos estímulos físicos y cognitivos, mientras que el otro grupo estuvo en condiciones aisladas.
Los hallazgos del estudio revelaron que los patrones moleculares en el cerebro cambian con la edad. Además, se observó que los estímulos externos, tanto físicos como cognitivos, generan una respuesta molecular en el cerebro. El descubrimiento más significativo fue que algunas de las alteraciones moleculares relacionadas con el envejecimiento pueden revertirse en ratones expuestos a un entorno enriquecido. Esto sugiere que los beneficios de una vida activa y estimulante podrían estar mediadas por mecanismos moleculares específicos.
Aunque los resultados provienen de estudios en modelos animales, hay una base empírica para extrapolar estos hallazgos a los seres humanos. Se sabe que la estimulación física y cognitiva tiene beneficios en la salud mental, pero comprender los mecanismos subyacentes proporciona una base científica más sólida para estas recomendaciones. No obstante, se requiere más investigación para confirmar estos efectos en humanos y entender cómo se aplican a diferentes tipos de estímulos y otras partes del cuerpo.
El estudio también ha abierto nuevas áreas de investigación. El equipo está interesado en explorar otros tipos de estímulos externos, como la dieta y el entorno, para determinar si producen efectos similares. Además, investigarán cómo estos estímulos afectan no solo el cerebro, sino también otras partes del cuerpo.
Este estudio representa un avance importante en la comprensión de cómo los factores ambientales influyen en el envejecimiento cerebral. No solo refuerza la importancia de mantener un estilo de vida activo y estimulante, sino que también proporciona una base científica más sólida para estas recomendaciones, explicando los beneficios de una vida saludable a través de mecanismos moleculares específicos.