El verano es tiempo de diversión, playa, montaña, amigos…y mucho tiempo libre, sobre todo para los niños y adolescentes. También es tiempo de estar más en familia. Los divorcios suelen aumentar después de las vacaciones. Al pasar tanto tiempo juntos, se corre el riesgo de conocer a esa persona que tienes al lado y que no te has dado cuenta que ha cambiado. Pero, ¿qué pasa con los adolescentes? ¿Se viven situaciones más tensas que en otra época del año? ¿Dónde hay que poner los límites?
Ignacio González, doctor en Psicología y experto en familia, adolescencia y alienación parental, entre otras cosas, señala que no hay que confundir la violencia filio parental con el comportamiento propio de un adolescente como dejar de ser cariñoso, recluirse en su cuarto, buscar intimidad, no relacionarse tanto con los padres, los cambios de humor, cierta tendencia al enfado y, quizá, cierta agresividad o impulsividad pero sin llegar a la violencia. “Los padres sienten que pierden a su hijo”, pero es unacuestión de unos años. “Hay que evitar la confrontación con el menor porque los padres siempre pierden. No intentes frenar un tsunami”.
El síndrome del emperador no se recoge en los manuales, es más coloquial pero hace referencia a niños empoderados y suelen realizar un maltrato psicológico. Adopta un rol tiránico en la familia y los padres no saben cómo afrontarlo y suelen ser más permisivos.
En cambio, la violencia filio-parental es una patología que hay que tratarla desde varios puntos de vista y entornos, desde el sanitario, el educativo y el familiar. El problema es que muchas veces no se busca ayuda porque aún es un tema tabú”. La violencia filio-parental es aquella donde el hijo actúa de forma intencional y conscientemente, con el deseo de causar daño, perjuicio y/o sufrimiento en sus progenitores, de forma reiterada y a lo largo del tiempo. Este tipo de violencia crece de forma progresiva y habitualmente se inicia a través de insultos y descalificaciones, pasa a amenazas y ruptura de objetos, y finaliza con agresiones físicas cada vez más severas. Es un tipo de violencia sin un fin temporal predeterminado y su principal objetivo es el control, poder y dominio sobre sus madres o padres.
Estos adolescentes y jóvenes buscan causar daño a sus madres y/o padres o figuras cuidadoras a través de diferentes formas de malos tratos: psicológicos (verbal, no verbal y emocional), como insultar, humillar, golpear objetos como paredes o puertas, amenazar, mentir, etc.; físicos como golpear, empujar, o lanzar objetos a los progenitores; y económicos como robar o forzar a pagar deudas económicas de los hijos. Estos malos tratos pueden producirse de forma conjunta o separada.
Estas conductas de violencia en adolescentes y jóvenes no deben ser entendidas como comportamientos “normales”, “propios de la edad” o justificables como parte de su desarrollo y crecimiento.
El perfil del adolescente violento es un varón que ataca a la madre. Sin embargo, con mayor frecuencia también hay mujeres que son violentos con ambos progenitores.
El doctor Ignacio González señala que 18 de cada 100 adolescentes son violentos con sus padres en todo el mundo. Hay factores de riesgo como la falta de empatía, egocentrismo, baja tolerancia a la frustración, falta de autoestima y satisfacción en la vida ni interactuar emocionalmente.
La violencia filio-parental es un tema tabú. “Los trapos sucios se quedan en casa”, señala el doctor en piscología quien añade que, aunque ahora se ha normalizado ir al psicólogo, hace años no estaba bien visto. Además, este tipo de violencia aún no ha sido tan estudiada como otras patologías.
Aunque no siempre está relacionado con las drogas, este tipo de adolescentes son más vulnerables y, por tanto, más fácil que caigan en diferentes adicciones.
Cada vez con mayor frecuencia, hay más adolescentes en centros de menores por violencia filio-parental. Los padres cada vez denuncian más estos hechos. Generalmente, en las familias negligentes o autoritarias se dan más este tipo de conductas mientras en las que se dedica más tiempo a los hijos y se fomenta el diálogo se suele sortear con más éxito, pero no siempre.