Hoy es 5 de octubre
Los sofocos producidos por la menopausia tienen los días contados. El investigador valenciano y jefe de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico, Antonio Cano, a través de Incliva, participa en un estudio internacional que ha desarrollado un fármaco que los elimina o suaviza. En principio, está previsto que este mismo año la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Americana (FDA) lo autoricen y se comercialice.
El también catedrático de esta especialidad ha desmontado muchos de los mitos que giran en torno a la menopausia y ha explicado en el programa de Salud de Plaza Radio las consecuencias de la retirada de la regla.
En primer lugar, Cano ha aclarado que la menopausia empieza cuando se produce la última regla y no cuando comienzan los primeros síntomas. En la sociedad occidental se calcula que la menopasia se produce ya entrada la década de los 50. Sin embargo, durante los cuatro o seis años previos a ese momento, la mujer suele presentar varias alteraciones. Este periodo se conoce como perimenopausia o transición a la menopausia.
La pérdida de estrógeneos es la causante principal de las alteraciones. Lo primero que suele ocurrir es tener un bache amenorreico. Es decir, puede haber un mes que se no se tenga el periodo pero pueden pasar años sin que esto suceda de nuevo.
Pero sin duda, los sofocos son uno de los aspectos más conocidos e incómodos que suelen acompañar a las mujeres en este momento de su vida. Pueden aparecer antes o después de la retirada del periodo. Para saber si los sofocos son debidos a la pérdida de estrógenos, Cano da algunas pistas: no están asociados a actividad física, pueden producirse estando sentanda o incluso despertarse a mitad de noche y no suelen durar más de uno o dos minutos. Algunas mujeres tienen varios durante un día mientras que otras no los padecen.El doctor Antonio Cano durante un momento de la entrevista
Antonio Cano, quien también ha sido presidente de la Sociedad Europea de Menopuasia y Andropausia, describe que los sofocos se inician con una sensación de calor que empieza en la caja torácica y suben hasta la cabeza. Los sofocos pueden provocar sudoración pero, puede darse el caso, que solo se tengan sofocos o solo se tenga sudoración.
Gracias a recientes investigaciones ahora se conoce mejor la biología del sofoco. El doctor Cano lo ha explicado de una forma muy didáctica: las hormonas son un factor determinante. "Al producir menos estrógenos se produce una alteración del centro termorregulador de la temperatura corporal que se encuentra en el cerebro, concretamente en el hipotálamo. El cuerpo interpreta que se está perdiendo calor y reacciona para evitarlo.
Al conocerse cuáles son los mediadores entre las neuronas que tienen los sensores de estrógenos y las implicadas en el centro termorregulador se ha podido interferir este diálogo. Es decir, el diálogo se produce por unos péptidos llamados neurokinina 3. La investigación ha desarrollado unas moléculas que bloquean el receptor de la neurokinina 3 en las neuronas del centroregulador y de esta forma evitan los sofocos.
Una encuesta realizada a 900 mujeres para determinar cómo les afectan los sofocos ha determinado que, pese a que no provoca absentismo laboral, sí interfieren en el "presentismo", en la falta de concentración. Además, no solo esto. Los sofocos muchas veces se producen durante la noche por lo que son causa frecuente de insomnio.
El catedrático de Ginecología apunta que las consecuencias de la perimenopausia y menopausia están incluidas en la medicina de género. Este estado propio de la mujer tiene muchas más consecuencias que los sofocos. Los estrógenos, al circular por la sangre, afectan otros órganos del cuerpo, además de los reproductores como los genitales y la mama. También interfiere en el estado de ánimo y provoca osteoporisis. Para paliar esto último, es fundamental tomar alimentos que contengan calcio como los lácteos, frutos secos o productos ricos en vitamina D cel pescado azul. Asimismo, es fundamental llevar una vida sana y hacer deporte para fortalecer la musculatura.
Otro de los efectos de la menopausia es la pérdida de deseo sexual, sobre todo en la menopausia quirúrgica. Es decir, la que se produce como consecuencia de procesos oncológicos o por extirpación de los ovarios por diferentes patológias.
Sin embargo, y pese a que se han descubierto diferentes principios activos para mejorar las relaciones sexuales en los hombres, no hay nada equivalente para las mujeres. Es cierto, que durante un tiempo sí que se comercializó un fármaco pero se retiró por posibles efectos secundarios.
La nautraleza es sabia, como bien ha recordado el jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico. Por ello, tanto en hombres como en mujeres, no es conveniente tener descendencia a partir de determinada edad. Si bien es cierto que, biológicamente los hombres no pierden la capacidad reproductiva, la calidad del semen y la fertilidad desciende a partir de los 60 años. Y la calidad influye también en la capacidad de tener hijos sanos. En las mujeres la fertilidad desciende al rondar los 40 años y, biológicamente, la menopausia evita definitavemente la capacidad reproductiva.
Como señala Cano, los perfiles físicos y psicológicos son diferentes en hombres que en mujeres. En los hombres, la capacidad testicular es progresiva y va decreciendo con los años mientras que en la mujer el cambio es más brusco. La testosterona se reduce en los hombres y los estrógenos en la mujer, pero no afecta igual. Se calcula que la reducción de hormonas afecta a los hombres un tercio menos que a las mujeres.
Psicológicamente tampoco afecta igual. En este caso, a los hombres les afectan más los cambios producidos por la edad.
Breve CV de Antonio Cano
Antonio Cano es Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Valencia, España, y Jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico Universitario-INCLIVA de Valencia.
Graduado en la Universidad de Valencia en 1978, formado como especialista en Obstetricia y Ginecología en 1980-84, doctorado como becario en el Royal Spanish College de la Universidad de Bolonia, y becario postdoctoral del British Council en el Imperial Cancer Research Fund de Londres, Reino Unido (1984-86).
Interés personal de investigación en endocrinología reproductiva.
Autor de varios libros y alrededor de trescientos artículos escritos en inglés o español. Miembro del consejo de tres revistas científicas, Maturitas, Gynecologic and Obstetric Investigation y Pregnancy Hypertension, y editor de Ginecología del European Journal of Obstetrics, Gynecology and Reproductive Biology. Expresidente de la Sociedad Europea de Menopausia y Andropausia (EMAS).