VALÈNCIA. La SGAE se enfrenta este jueves a un día histórico para su existencia. La entidad de derechos de autor votará, por tercera vez, la renovación de sus estatutos para adaptarse a las nuevas legislaciones promovidas por el Ministerio de Cultura y la Unión Europea. El pasado junio, en la segunda votación, el No ganó por un estrechísimo margen. Pilar Jurado ha decidido hacer un tour por cada una de las preasambleas territoriales que se han hecho previas a la de este jueves en Madrid, la última y definitiva. Se juegan la intervención del Ministerio de Cultura, una multa de la CISAC y el desprestigio que supone que trascienda un desacuerdo de tal calado. Pero no ocurrirá, lo que se está encontrando Jurado en muchos territorios es una aprobación unánime de los nuevos estatutos: "el problema no era el contenido de los cambios, sino que era una cuestión de política", comenta ella misma en una entrevista realizada el pasado viernes, pocas horas antes de la preasamblea en València.
La SGAE cuenta con una cantidad de socios y usuarios, que van desde las grandes multinacionales de cine hasta las editoriales promovidas por las televisiones, y eso ha acabado desembocando en un conflicto a la hora de repartir la recaudación de la entidad. Esta situación se llevó por delante al anterior presidente, José Ángel Hevia, que perdió una moción de censura tras solo 107 días de mandato. Pilar Jurado, que cumple ahora unos 11 meses de mandato, ha supuesto un giro de 180 grados en la entidad, que ha vivido su annus horribilis de apagar los fuegos creados por el hartazgo del Ministerio de Cultura, la CISAC (el organismo internacional de gestiones de derechos) y varios artistas, que han trasladado su catálogo a otra entidades.
En este último caso, Jurado resta importancia a todo lo publicado por la prensa: "la gente lo anuncia, pero tienen que pasar seis meses y sólo se hace efectivo a partir del 31 de enero. Llegada esta fecha, la gran mayoría de bajas anunciadas en realidad no ocurren. No ha habido una fuga de socios en SGAE", explica a este diario, mientras reconoce que algunas personas, sobre todo en el mundo del audiovisual, sí han traspasado su catálogo a DAMA (su competidora en el sector del cine). "Confío en que ha sido el miedo a una intervención y a la situación de entonces lo que ha motivado a la gente a marcharse, y creo que cuando vean los frutos de esta nueva ola de ilusión, volverán. En caso contrario, seguimos apoyando su creación, porque no hay nada personal contra estas personas", opina Pilar Jurado.
Uno de sus mayores frentes en estos 11 meses ha sido la relación con el ahora exministro de Cultura, José Guirao, que llego a pedir judicialmente la intervención de la SGAE, y recurrió cuando los tribunales no le dieron la razón una primera vez. Llegó a decir en una entrevista a Cadena SER que "nunca se sabe lo que podemos encontrar en la SGAE". Preguntada por esto directamente, Pilar Jurado lamenta que "Guirao nunca vino a ver lo que pasaba en la SGAE" y, auque le persona cualquier conflicto personal, no oculta que le hubiera gustado "más comprensión y cariño". Del nuevo ministro aún no sabe mucho, pero confía que, con los estatutos renovados a partir de este jueves, se restablecen las relaciones de nuevo.
Con los supuestos fuegos apagados a partir de esta semana (fuegos que se han tenido que ir apagando durante estos 11 meses, según iban surgiendo), Jurado tiene puesta la mayor de las fes en que, con la votación del jueves, se abre una nueva época en la SGAE. "Vamos a conseguir una entidad más flexible, más justa y más trasparente, y vamos a entendernos todos y todas", espera. Se altera algo cuando le preguntan por las guerras internas porque "se han superado" y cuando se le pregunta cómo va a conseguir gobernar para las 1.000 familias de SGAE, hace una paralelismo con la Transición: "igual como en el 78, mucha gente muy diferente tendrá que poner de su parte para sacar a la SGAE adelante. Es crucial, porque nos jugamos el futuro de la cultura, y nuestro objetivo es hacer un mundo mejor".