A pesar de que las encuestas muestran que la pertenencia a la Unión Europea es vista como beneficiosa y positiva por los españoles, este interés no siempre se traduce en una alta participación electoral. Y por otro lado, según el CIS, dos de cada tres electores reconocen que el próximo 9-J votarán en clave nacional.
España es europeísta, o al menos eso es lo que dicen las encuestas. Una amplísima mayoría de ciudadanos, el 74,3%, considera que el Parlamento europeo tendría que tener más importancia y un 75,2% defiende que al país le ha beneficiado ser miembro de la UE, sobre todo en el plano económico. Y por otro lado, según el CIS, dos de cada tres electores reconocen que el próximo 9-J votarán en clave nacional.
A pesar de que las encuestas muestran que la pertenencia a la Unión Europea es vista como beneficiosa y positiva por los españoles, este interés no siempre se traduce en una alta participación electoral. De hecho en 2019 se abstuvo cerca del 50% del censo. No es el dato más elevado, pero desde 1979 se observa una tendencia a no acudir a votar en este tipo de comicios. De hecho, hasta en ocho países nunca ha votado más de la mitad de la población en elecciones europeas.
Hablamos con José Pablo Ferrandis, director de Opinión Pública y Estudios Políticos en Ipsos. Ferrandis señala que la polarización en España, similar a otros países de democracias liberales, está influenciando las elecciones europeas. Esta polarización es de carácter emocional y se refleja en debates públicos más confrontacionales. Como resultado, muchos españoles votarán en clave nacional, especialmente entre los electores de derecha, quienes ven estas elecciones como una segunda vuelta de las elecciones generales de 2023.
Ferrandis destaca una ambivalencia: mientras que los ciudadanos valoran la UE, la participación en las elecciones europeas es generalmente baja.
El cansancio por el elevado número de elecciones en los últimos años también podría influir en una menor participación en las elecciones europeas. Ferrandis recuerda que ha habido múltiples elecciones generales, municipales, autonómicas y específicas en varias regiones en un corto periodo, lo que puede desmotivar a los votantes.
Existen niveles elevados de interés y atención sobre Europa, pero los ciudadanos a menudo encuentran confuso el funcionamiento de la UE y sus instituciones, como el Parlamento Europeo y la Comisión Europea. Esta falta de claridad, sumada a una comunicación ineficaz por parte de los partidos políticos sobre la importancia de estas elecciones, contribuye a una menor movilización electoral.
Las elecciones europeas presentan una oportunidad para partidos pequeños o emergentes debido a la circunscripción única y la ausencia de barreras electorales que existen en otras elecciones. Ferrandis menciona que esto permite a los votantes experimentar con nuevas opciones o emitir votos de castigo, algo que se evidenció con el surgimiento de partidos como Podemos en 2014.
Aunque se reconoce la importancia de Europa, la participación efectiva en las elecciones refleja un contraste. Esta contradicción entre el interés declarado y la participación real sugiere que los ciudadanos valoran la pertenencia a la UE pero no perciben las elecciones europeas con la misma urgencia que las nacionales.
Ferrandis concluye que si se diera una mejor educación y comunicación sobre la importancia de las decisiones tomadas en Europa, la participación podría aumentar. Sin embargo, la realidad es que las elecciones europeas siguen siendo vistas como una oportunidad para expresar descontento o experimentar con nuevas opciones políticas.
Dirección: Rafa Lupión | Redacción: Lucía Nadal | Producción: Nacho Guerrero
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