Reportajes

Culturismo

La vida de un aspirante a Mister Universo

  • Matías Castellanos. Foto: DANIEL-GARCÍA SALA
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. Matías Castellanos sufre lo mismo levantando una barra llena de discos de diez, veinte y veinticinco kilos que cargando con el tópico del culturista: mucho músculo y poco cerebro. Por eso, durante más de una hora, se esfuerza por demostrar que esto tiene más ciencia que testosterona, más disciplina que vanidad, más sufrimiento que gloria. Este español nacido en Argentina hace 35 años lleva ya varias semanas en el duro camino hacia el título de Mister Universo. Lo va a intentar por cuarta vez. En sus anteriores participaciones ha logrado un tercer puesto y tres segundos. Ya le toca.

El culturista tiene su vida pautada al minuto. No le sobra el tiempo. Tiene su trabajo como nutricionista, con 165 clientes, y un entrenamiento que se reparte entre el gimnasio, donde puede tirarse dos horas trabajando la fuerza, y el cardio, con caminatas a 120 pulsaciones por minuto para ir definiendo el músculo que ha ganado. Esta primavera tiene varias competiciones, pero su gran reto es mantener este estado de forma hasta el otoño, hasta el mes de noviembre, cuando intentará convertirse en Mister Universo. Es su obsesión.

Matías espera en una cafetería del centro comercial donde tiene el gimnasio. El Gran Turia es uno de esos centros comerciales venidos a menos. Muchas tiendas han cerrado y, para disimular, se han tapado los escaparates de los comercios con carteles. En la planta baja, en una esquina al final del todo, está DreamFit, donde se construye el sueño de este culturista científico y testarudo que es capaz de tirarse meses pasando hambre, primero ensanchando su cuerpo y después cincelándolo con la paciencia de un amanuense.

Su primer esfuerzo es detallar que hay varias categorías y que es la ‘open’ con la que se queda la gente. «Son sin límite de peso y los que la gente está más acostumbrada a ver. Son tíos enormes, musculosos y con un cuerpo espectacular, pero demasiado artificial». Su categoría sí tiene límite de peso y viene determinado por una curiosa ecuación que consiste en restar cien kilos a su estatura en centímetros (mide 182 cm y se quedaría en 82 kilos) y sumarle un 15%, que en el caso de Matías le deja un límite de 94,3 kilos. «Lo tengo calculadísimo. Y en esos 94,3 kg se busca el máximo desarrollo muscular, con menos porcentaje de grasa, pero de una forma estética: la cintura, lo más estrecha posible con el mayor tamaño de ancho clavicular, hombro y pierna».

Mister Universo, que se rige por una asociación que se llama Wabba (World Amateur Body Building Association), busca un cuerpo estéticamente perfecto según sus cánones de belleza. Y para tener opciones, según cuenta Matías, no hay tregua durante meses. «En mi opinión, es el único deporte que te requiere 24/7 (24 horas al día y siete días a la semana). Tienes que tener en cuenta lo que comes, lo que bebes, la sal, el descanso, entrenar dos o tres veces al día, dependiendo del cardio que estés haciendo… Tienes que estar 100% concentrado en lo que haces. Y todo el deporte que hacemos es en el gimnasio y a la hora de competir no está categorizado como un deporte. En mi categoría lo que se busca es un mayor desarrollo físico con una estética bonita entre competidores que vamos a pesar prácticamente lo mismo. Así que es muy difícil y muy subjetiva». Wabba es una asociación creada por Serge Nubret (1938-2011), un mítico culturista francés conocido como ‘la pantera negra’, en 1975. Al principio, organizaba el concurso de Mister Olympia, que fue conquistado en su día por Arnold Schwarzenegger.

Recibe toda la actualidad
Plaza Podcast

Recibe toda la actualidad de Plaza Podcast en tu correo