ALICANTE. Esta semana, en El Senado de Alicante Plaza, abordamos las nuevas críticas de Podemos a Mercadona y a Juan Roig. Como consecuencia de las subidas de los precios de los alimentos, la formación morada ha emprendido una nueva cruzada contra la empresa valenciana culpando a la compañía de ser la principal culpable e instigadora de que los precios de los alimentos no dejen de subir.
Para analizar la situación contamos en la mesa con Antonio Ardid, empresario especializado en la protección de datos. Fue concejal de Educación en el Ayuntamiento de Alicante del 2011 al 2015. Conjugando su experiencia empresarial con aquel breve paréntesis político sus análisis siempre son diferenciales.
Miguel Molina, profesor en el Instituto Mediterraneo Estudios de Protocolo. Autor del libro El liderazgo político local y de densos estudios sobre comunicación y liderazgo. Trabajó mano a mano con el consultor político Antonio Sola en la Fundación Con Sentido Común. En el 2017 ganó el Napolitan Victory Awards, el galardón más prestigioso en el mundo de la comunicación política.
Las críticas a Juan Roig por parte de Podemos vienen de lejos, desde que la compañía empezó a presentar récord de beneficios el señalamiento público hacia Mercadona no ha hecho más que aumentar. Pese a crear miles de empleos cada año y de ser una de las marcas que mejor remunera a sus empleados, los disparos políticos hacia ella no cesan. Los últimos resultados empresariales han servido de excusa para volver a sacar a la palestra la estrategia comercial de la compañía. Superando su beneficio un 40% y consiguiendo más de 1.000 millones de beneficio neto. Logró además, como recoge Antonio Zardoya en su artículo Mercadona 1.000, Podemos 0 , salir de la zona de riesgo en Portugal.
Como se analiza en la mesa, el rifirrafe de Podemos con Juan Roig no es más que uno de los señalamientos a los que Podemos somete a los empresarios de nuestro país. Hostigamiento que Roig comparte junto con otros tótem de la economía española como Amancio Ortega y su compañía Inditex.
En el desarrollo de la conversación, tanto Ardid como Molina comparten que habría que plantear la mejora de las condiciones de los agricultores en contraste con el precio de los supermercados, ahondando en las sinergias y en la importancia que tiene el campo en la cadena productiva y en el precio final con el que venden los productos los distribuidores.
Es cierto, que quizá, el pago justo de las mercancías a los que las producen ocasionaría justamente una subida mayor de los precios. Habría que plantearse quizá si queremos asumir un mayor coste de compra de los productos para mejorar las condiciones no solo de los agricultores, sino también para los trabajadores de los supermercados. Es decir, practicar en cierta forma una especie de activismo fundamentado en un consumo consciente en el cual velar a través del consumo responsable por la justa remuneración de los empleados de las cadenas de distribución. Francia, por ejemplo, va a endurecer su política arancelaria para combatir la llamada fast fashion para reducir el impacto del comercio de ropa barata y sus consecuencias medioambientales y laborales.
Un momento de la grabación
