Ni respeto por el producto, ni honestidad con el comensal, y la tradición ni está ni se le espera. Un erial.
Puede que el giro que acaba de dar la joya de la corona playera, el Marina Beach, comience a cambiar la inercia. El Marina, uno de los espacios con más encanto de la playa se ha empeñado en ofrecer buenas paellas. Buena noticia. Que un lugar con una decoración fantástica, un servicio más que entregado, unas vistas privilegiadas y la sugerente terna piscina + comida + copas busque además de al turista a la caza de fotos para sus redes sociales, al público local crítico arrocero, es una alegría.
¿El secreto? El fichaje en rol de asesor del ENORME Juan Carlos Galbis. Uno de los maestros de maestros arroceros, tipo con el que empiezas hablando de broma pero acabas aprendiendo más de paellas y arroces que con cualquier curso online de programa televisivo de éxito.
Juan Carlos pertenece a una saga mítica de paelleros, LA SAGA podríamos decir. Récords del mundo, exposiciones universales, formación en los CdT , colaboraciones televisivas, análisis milimétrico de cultivos de arroz… con el consecuente respeto y admiración unánime del facto factorum del paellismo patrio. Una eminencia.