David Pistoni, CEO y cofundador de Zeleros, resume el concepto sin rodeos: un medio de transporte de levitación similar a los trenes de alta velocidad asiáticos, pero dentro de un tubo a baja presión para lograr más velocidad y menor consumo energético. El equipo nació tras la competición universitaria de Hyperloop de la UPV en 2017 y hoy es uno de los actores europeos que empujan la tecnología desde Valencia.
¿Cuándo podría usarse? Pistoni coloca el horizonte en cinco–diez años para completar la madurez regulatoria y preparar las primeras rutas en Europa. Cita un piloto de 10 kilómetros en Italia dentro de un paquete de inversión de 700 millones de euros como referencia y reclama acelerar la estandarización comunitaria: «el reto europeo es estandarizar lo antes posible para que entre todos hagamos un único modelo». El contexto internacional avanza a distintas velocidades: Asia ya ha enseñado pruebas a 650 km/h, mientras que en Estados Unidos conviven desarrollos civiles con un foco creciente en defensa.
Antes de soñar con un Madrid–Valencia en media hora, la hoja de ruta pasa por una pista de pruebas para certificación y pilotos comerciales tanto de pasajeros como de mercancías. Aquí Zeleros juega en dos tableros: participa en los grupos de trabajo de normalización y, a la vez, aterriza su tecnología en casos de uso actuales para generar caja y madurar componentes críticos.
Uno de esos casos es el piloto de Sagunto para movimiento de contenedores con propulsión eléctrica. La clave es el motor lineal desarrollado por Zeleros, integrado en una plataforma automatizada capaz de desplazar contenedores dentro del puerto. El objetivo declarado: reducir emisiones, mejorar la seguridad y aumentar la eficiencia sin esperar a que el Hyperloop esté desplegado. En paralelo, la compañía fabrica baterías a medida para clientes industriales, una línea que, según Pistoni, debería consolidarse en facturación durante 2026.
La foto para el lector es nítida y con matices. A favor: el potencial energético del sistema, la existencia de ensayos en varias regiones y una vía clara para certificar y pilotar en Europa si se impone un estándar común. En contra: los plazos de coordinación europea, la complejidad regulatoria y la necesidad de capital intensivo para infraestructura. Zeleros intenta cubrir ese “valle” con aplicaciones adyacentes (puertos, almacenamiento) que prueben tecnologías transferibles —control, propulsión, potencia— y generen tracción comercial sin renunciar a la visión de largo plazo.
En empleo, Pistoni subraya la oportunidad local: ingenierías (mecánica, eléctrica, control), industria, negocio y operaciones. «Tenemos casos a la inversa: talento de fuera que viene a sumarse a un proyecto como Zeleros». La empresa busca perfiles en función del avance de cada proyecto y defiende que Valencia puede retener y atraer capacidades en tecnologías de frontera.
¿A qué viene Zeleros a VDS 2025? A relacionarse con inversores, corporaciones y el resto de startups, y a reforzar el vínculo con el ecosistema de Startup Valencia. Pero Pistoni marca un cambio de fase: tras ocho años centrados en I+D, los dos últimos han reorientado la estrategia para aplicar tecnología a mercados maduros. El objetivo para 2026 es doble: consolidar ingresos con baterías y soluciones eléctricas, y mantener el avance del Hyperloop en certificación y pilotos.
Conclusión operativa: el Hyperloop no es un eslogan, pero tampoco una realidad inmediata para el pasajero. Exige estándares comunes, ensayos públicos y financiación a escala. Mientras tanto, la vía pragmática de Zeleros —spin-offs tecnológicos con impacto industrial medible— es la palanca para que los componentes clave maduren fuera del tubo y lleguen más robustos al día en que, de verdad, haya que mover cápsulas a gran velocidad.