Desde diciembre de 2024, el Polígono Industrial Rambla de Almassora ha iniciado una nueva etapa con la constitución de su Entidad de Gestión y Modernización (EGM). Esta herramienta de colaboración público-privada ha comenzado ya a generar mejoras visibles para las empresas asociadas. Ignacio Ortiz, representante de la EGM, lo explicó en una entrevista con Plaza Podcast durante la jornada “Hazlo bien y hazlo saber: hacer industria en Castellón”, celebrada en el complejo Torre La Mina y organizada por GAIN en el marco del proyecto Castellón Industrial.
“La constitución de la EGM es algo muy importante para nosotros”, señala Ortiz. Aunque los inicios fueron exigentes —especialmente al tener que lograr la adhesión de más del 50% de las empresas—, el impulso de GAIN y el Ayuntamiento de Almassora resultó clave para que el proyecto saliera adelante. “Fueron ellos quienes nos propusieron la idea y, cuando vimos las ventajas, enseguida nos pareció todo muy bien”, afirma.
Ventajas visibles desde el principio
Apenas cinco meses después de su nacimiento, la EGM ya ha permitido generar conexiones entre las empresas del polígono, muchas de las cuales no se conocían entre sí pese a estar a escasos metros de distancia. “Esto nos ha permitido romper el aislamiento. Ahora hay una red de contacto más sólida y eso es fundamental para avanzar”, destaca Ortiz.
Pero los beneficios no son solo relacionales. La constitución como EGM ha abierto la puerta a ayudas públicas y a un canal de comunicación más directo y efectivo con el Ayuntamiento. “Poder acceder a subvenciones, tener una interlocución fluida, hacer solicitudes conjuntas… Todo eso nos da una fuerza que antes no teníamos”, explica.
Una estructura para canalizar propuestas
La EGM ya cuenta con una organización básica: presidente, tesorero y vocales. El objetivo ahora es canalizar las propuestas de mejora del conjunto del polígono. Según detalla Ortiz, se han iniciado procesos de consulta interna a través de correos electrónicos para identificar necesidades comunes y prioridades compartidas.
“Estamos empezando. Hemos contactado con todas las empresas para conocer qué necesitan y qué proponen. A partir de ahí, veremos qué podemos pedir y cómo gestionarlo”, resume.
Prioridades: seguridad, infraestructuras y mejora de imagen
Los retos que afronta la EGM de Rambla están muy centrados en las condiciones físicas del entorno: asfaltado, señalización, mejoras en los viales y sistemas de vigilancia. “Queremos colocar cámaras de seguridad, mejorar las zonas comunes, dignificar el polígono. Históricamente, estas zonas han sido las más olvidadas de las ciudades”, afirma.
La EGM permite actuar de forma organizada y proactiva en la transformación de estos espacios industriales. Gracias a su capacidad para acceder a fondos públicos —incluidos fondos europeos—, el margen de maniobra es ahora mucho mayor.
Un modelo que puede replicarse
Pese al poco tiempo transcurrido desde su creación, la experiencia ya está sirviendo de inspiración a otras áreas industriales que contemplan la posibilidad de constituirse como EGM. Desde el Polígono Rambla, el mensaje es claro: “Todo lo que estamos viendo son mejoras. El primer paso cuesta, pero una vez se supera, todo va rodado”.
Ortiz subraya también el papel clave de GAIN en todo el proceso: “Sin su ayuda habría sido mucho más difícil. Han estado ahí desde el principio, ayudando a contactar con las empresas y acompañando cada paso”.
La EGM del Polígono Rambla de Almassora es un buen ejemplo de cómo la organización, la colaboración entre empresas y una hoja de ruta bien trazada pueden transformar espacios industriales tradicionales en entornos más eficientes, cohesionados y atractivos.