Estudiar en el extranjero está tan bien valorado por los empresarios que habría que ponerlo en letras de neón en el currículum. Los estudiantes con movilidad internacional tienen el doble de posibilidades de encontrar un empleo tan sólo un año después de graduarse y mayores opciones de quedarse en la empresa donde realicen las prácticas. Además, las estadísticas confirman que disfrutan de un sueldo mucho más elevado. Una forma cada vez más extendida y económica de adquirir ese bagaje son las becas Erasmus. Impulsadas por la Comisión Europea en 1987, en la modesta primera edición de este programa de movilidad universitaria solo se embarcaron 3.200 estudiantes, de los que 95 eran españoles. Hoy beneficia a más de 300.000 al año y llega a 157 países. Pero las becas Erasmus no solo están enfocadas a universitarios, sino que existen otras que también van destinadas a personas que no han realizado estudios superiores. El proyecto IDEA Moves del Ayuntamiento de Alzira es una iniciativa enmarcada en el programa Erasmus+ Movilidad de la Unión Europea que permite que los alumnos de Formación Profesional para el Empleo así como de los Talleres de Ocupación de IDEA puedan realizar sus prácticas en el extranjero
Adrián Navalón, miembro del equipo de Proyectos del Ayuntamiento de Alzira, sabe de primera mano lo importante que es que los jóvenes suelten amarras.
Alzira es una de las ciudades que apuestan y desarrollan más proyectos ligados a la movilidad. Estos proyectos se han convertido en seña de identidad de la capital de la Ribera Alta y se encuentran entre los diez que más financiación reciben de toda España
Navalón resalta que los jóvenes que realizan prácticas en el extranjero desarrollan habilidades sociales, comunicativas y de entendimiento multicultural que toda empresa valora. Al regresar tiene mayor capacidad resolutiva, visión global del mundo y una actitud muy positiva hacia el trabajo y la empresa.
"Los jóvenes españoles deberían seguir el modelo de otros países y viajar antes de continuar sus estudios ", incide Adrián Navalón, quien añade que en los estudiantes del norte y centro de Europa tienen asimilado que antes de continuar sus estudios o empezar su vida laboral deben conocerse mejor a sí mismos y viajar por el extranjero para saber realmente lo qué quieren. Es lo que se conoce como año Gap, año escalón al que se sube para coger impulso y descubrir lo que uno quiere de verdad cuando se tiene dieciocho años. En España aún se está muy alejado de esta filosofía. En todo caso, solo se plantean esta posibilidad al acabar la Universidad.
