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Lacomba: "En 80 años se han perdido 100 metros de playa y la regresión es imparable

Muchas playas están despareciendo. En algunos lugares de las costas valencianas, como Tavernes de la Valldigna, ya casi no queda arena donde extender las toallas y las tormentas provocan que el mar se adentre hasta las viviendas de primera línea derribando muros y levantando paseos.

La única medida que se ha aplicado desde costas es extraer arena de otras playas y volcarla en estos puntos donde la regresión de la costa es más peligrosa. Una medida que se ha desmostrado que solo dura hasta la siguiente tormenta. A veces, ni siquiera hace falta que azote un temporal  para que el mar se trague la arena. Los arrecifes artificiales, propuestos por la Universidad Politécnica tampoco se han querido probar de momento.

Todos los ojos miran hacia el Ministerio y hacia Europa esperando una solución definitiva pero ''No se puede pensar  que la tecnología lo puede arreglar todo. La naturaleza es dinámica y habrá que adaptarnos. Por supuesto, que se tendrá que replantear la línea de costa y, sobre todo, el tipo de costa que queremos'', ha señalado Nacho Lacomba, jefe de servicio de Jardinería Sostenible y Renaturalización del área de Ecología urbana del Ayuntamiento de Valencia en el programa de Plaza Radio Hablamos de Europa.

Lacomba recuerda que  el Estado debe actuar para garantizar la zona de dominio público terrestre pero también garantizar la seguridad. En opinión del experto, el sistema dunar es el que mejor abasorve la energía de las olas y de los temporales.

Nacho Lacomba destaca que ''en 80 años se han perdido 100 metros de costa 'y la regresión es imparable'. Hay mútiples parámetros. La dinamica costera es muy compleja. Lo que está claro es que no llegan los sedimentos de los ríos a las costas ni de la misma forma ni en la misma cantidad. Ya sea por la construcción de presas, por el efecto invernadero o por el incremento de puertos,  la dinámica costera ha cambiado. La acción del hombre y el cambio climático es determinante en esta regresión. Sin embargo, la naturaleza es dinámica y la línea de costas ha cambiado durante los siglos independientemente de la acción del hombre. Pero no a la misma velocidad que lo hace ahora.

1ª Capital verde mediterránea

Europa, consciente del papel crucial de las ciudades a la hora de abordar la imprescindible transición ecológica, quiere ofrecernos ejemplos, modelos de buenas prácticas y de ciudades en las que mirarse para identificar el camino a seguir. Valencia tiene vocación de ciudad del siglo XXI, una ciudad saludable, libre de emisiones y de contaminación, verde y natural, participativa, solidaria e inclusiva, a la medida de las personas. Esta es la visión de ciudad a la que se dirigen las políticas públicas municipales y los planes y estrategias en desarrollo, una hoja de ruta que apuesta por la sostenibilidad urbana.

Se han hecho muchos esfuerzos y, aun cuando queda mucho por hacer, los resultados obtenidos han permitido a València ser escogida por la Comisión Europea como Capital Verde Europea 2024, la primera ciudad mediterránea en alcanzar este prestigioso galardón. Será la segunda ciudad española en ostentar este título tras Vitoria, que lo ganó en 2012, y la decimocuarta en conseguirlo desde su instauración en 2010.

Lacomba destaca que no es solo una apuesta del gobierno municipal sino de Valencia ciudad, de la sociedad. ''Europa ha visto que somos una ciudad cohesionada, integradora y que estamos detrás de un objetivo común.  Más aún, Nacho Lacomba que que ha tenidos diferentes cargos con todos los partidos que han gobernado el ayuntamiento señala que todos los grupos, menos Vox, están de acuerdo en seguir el actual modelo de ciudad verde si gana las elecciones. Y es que este modelo se basa en la Agenda 20-30 europea, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU...En definitiva, en conseguir que la ciudadanía disfrute de mayor calidad de vida.


Desde hace varios años, Las Naves, el centro de Innovación del Ayuntamiento de Valencia, trabaja para aunar empresas, ciudadanía, universidades y administraciones a buscar soluciones y a remar juntos en la misma dirección.

Ser Capital Verde Europea es algo más que un premio, es un reconocimiento a una ciudad que causa la admiración. ''Europa nos ha señalado como modelo y los valencianos debemos sentirnos orgullosos''.

Valencia se plantó

En materia de ciudad verde, València juega con cierta ventaja, pues se ubica en una encrucijada irrepetible entre cuatro grandes sistemas – el Mediterráneo, el río Turia, la Albufera y la huerta- que dan lugar a extraordinarios activos de salud y servicios ambientales; es nuestra responsabilidad hacer un buen uso y gestión de los mismos, que redunde en su buen estado de conservación y su funcionalidad.

Valencia es un enclave privilegiado, sí, pero sometido a su vez a una enorme presión de usos que ha llegado a poner en riesgo su integridad hasta el borde del colapso: la contaminación del lago y los proyectos de urbanización de la Devesa con casino y hoteles incluidos, la propuesta de convertir en autopista el viejo cauce del río, la progresiva desaparición de la huerta, no son los únicos ejemplos de este tipo de procesos que han tenido lugar en nuestra historia reciente.

Pero la sociedad valenciana en su conjunto, a través de movilizaciones ciudadanas lideradas por colectivos activos en la defensa del territorio, se opuso frontal y definitivamente a estos planes y proyectos y revertió sus objetivos en pro de la conservación y protección de estos valores. 

Así se llegó a la declaración del Parque Natural de l’Albufera (y la restitución de ecosistemas como el cordón dunar o la mallada del Racó de l’Olla, entre otros), a la creación de los Jardines del Turia o, más adelante, a la protección de la Huerta de Valencia.

Con una extensión superior a las 8 mil ha en término de València, estos espacios naturales destacan a escala metropolitana y se entretejen -y el objetivo es que lo hagan sin solución de continuidad-, con la trama verde urbana, un conjunto de parques de distrito, parques de barrio y un sinfín de espacios verdes de acompañamiento presentes en toda la ciudad que suman en conjunto más 600 ha (7,54 m2/hab). Estos espacios verdes de proximidad tienen el valor estratégico adicional de resultarnos accesibles a pie, sin necesidad de utilizar medio de transporte alguno. Además, la nueva contrata de jardinería incluye una serie de criterios ambientales para regenerar los servicios ambientales y la biodiversidad. De hecho, hemos aumentado el presupuesto para la gestión de la IV de València de 32.400.000€ en 2015 a 53.640.000€ en 2022 (un incremento del 66%).

Pero la capitalidad verde implica mucho más que espacios verdes, no solo de árboles (en torno a doscientos mil en la ciudad de València) vive la sostenibilidad urbana. Efectivamente, la competición por este prestigioso galardón que anualmente otorga la Comisión Europea a una ciudad y la reconoce así como modelo a seguir, implica demostrar que se está en el buen camino mediante un paquete de 12 factores de sostenibilidad urbana que abarcan desde la calidad del aire o el ruido, hasta la innovación y la gobernanza, pasando por la gestión del agua, los usos del suelo, la movilidad sostenible, la eficiencia energética, la mitigación y la adaptación al cambio climático.

València ganó la última final el pasado 27 de octubre en Grenoble (Capital Verde Europea 2022); la ciudad puso de relieve en la fase clasificatoria los esfuerzos realizados y un comité de expertos independientes que asiste en su evaluación a la Comisión, la seleccionó entre ocho ciudades europeas para disputar la Capitalidad Verde Europea 2024 a la ciudad de Cagliari. València presentó su propuesta y resultó finalmente elegida; no obstante, llegar hasta la final nos sitúa a ambas en la élite de la sostenibilidad urbana europea y, por ello, queremos desde aquí ofrecer nuestra más sincera felicitación a la capital de la hermosa isla de Cerdeña.

Para ganar en Grenoble ha sido necesario elaborar una documentación exigente, tasada en sus contenidos y extensión, y basada en tres secciones básicas para cada uno de los 12 indicadores de sostenibilidad urbana: donde estamos ahora, qué hemos hecho para llegar hasta aquí, y, lo más importante desde este momento, qué objetivos de futuro a corto plazo nos hemos marcado y cómo continúa nuestra hoja de ruta. Está claro que queda mucho margen de mejora y que no podemos caer ni en la autocomplacencia ni, menos aún, en el desánimo o la inacción.

Se han hecho los deberes

Y, al igual que en el caso de los espacios verdes urbanos y periurbanos, València tiene en su haber otras buenas prácticas que le han permitido ganar ese título de Capital Verde Europea 2024. A lo largo de los últimos años se han hecho los deberes y València es hoy un exponente en materia de movilidad alternativa (con una red interconectada de carril-bici y ciclo-calle (200 km), más de 150 mil m2 de espacio público peatonalizado (incluyendo desde espacios emblemáticos como la propia plaza del Ayuntamiento o de la Reina, hasta entornos pacificados junto a 13 colegios), en ahorro y eficiencia energética (cabe aquí destacar el caso del alumbrado público) o en reducción de emisiones GEI (más del 30% desde 2007, el año de referencia del Plan Clima y Energía Sostenible).

Nadie se hubiera creído hace poco más de un par de años todos los conflictos a los que, uno tras otro, habríamos de hacer frente, desde la pandemia hasta la guerra en Europa. Este marco de incertidumbre que nos sume en una nueva crisis energética y cuyas consecuencias socio-económicas aún ignoramos hasta dónde alcanzarán debe ser un acicate en nuestros objetivos de sostenibilidad, adaptación y resiliencia. 

València ya es una ciudad que camina en esta senda y hoy, más que nunca, debe aliarse en este objetivo de un forma integradora y solidaria para ser un refugio en el más amplio sentido de la palabra, una ciudad acogedora con capacidad de respuesta frente a impactos y amenazas para caminar con optimismo sin dejar a nadie atrás.

Europa, consciente del papel crucial de las ciudades a la hora de abordar la imprescindible transición ecológica, busca ejemplos, modelos de buenas prácticas y de ciudades en las que mirarse para identificar el camino a seguir. València cumplirá ese rol el próximo año 2024 con un amplio programa de actos que permitirán visibilizar tanto sus buenas prácticas como sus acciones y proyectos de futuro y, para llevarlo a cabo, será necesaria la participación de toda la ciudadanía.


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