Cuando una obra se detiene por una pieza, el tiempo de búsqueda es crítico. «Sí, el problema principal es la falta de agilidad en la identificación y en la localización del repuesto», señala Noelia Zapata, CEO de Vesta-Z. La empresa plantea un punto único de acceso para profesionales, con información técnica y una red de proveedores que reduce llamadas encadenadas y consultas dispersas.
«Tenemos una plataforma B2B centrada solamente en profesionales, donde ofrecemos ayuda y ofrecemos soporte para la identificación del repuesto y la localización», explica. La herramienta se orienta primero a tiendas y distribuidores —los mostradores que atienden a operarios y mecánicos— y se extiende a talleres, constructoras y alquiladoras. El objetivo es que quien atiende la petición pueda responder con rapidez y con menos margen de error.
El flujo de trabajo se articula en torno a consultas. Un taller o una tienda comunica la necesidad; el equipo contrasta la referencia con preguntas y cruces de datos y devuelve qué almacenes o proveedores podrían disponer de la pieza. La compañía no fija plazos de entrega —dependen del almacén—, pero sí de respuesta interna: alrededor de 15 minutos. Cuando la consulta llega con referencia exacta, la plataforma devuelve directamente los almacenes con disponibilidad.
El encaje erróneo del repuesto es un riesgo habitual. Vesta-Z lo aborda con un sistema de IA en entrenamiento, apoyado en bases de datos amplias de referencias y compatibilidades. Mientras el modelo madura, el servicio se sostiene en soporte humano y en la puesta en valor de inventarios no digitalizados: almacenes con material disponible que no está publicado. La compañía se propone hacer visible ese stock para acelerar la reposición.
El modelo de negocio es por suscripción mensual de acceso a la plataforma. «Sí, es una suscripción mensual por acceso a la plataforma», indica Zapata. La empresa no intermedia en la transacción de venta: facilita la información y el contacto, y la operación comercial se cierra entre proveedor y cliente. Los suscriptores incluyen almacenes y talleres, a ambos lados del mostrador.
En la adopción, el sector arrastra obstáculos conocidos. «Falta de digitalización, falta de tiempo y, a lo mejor, desconocimiento de necesidad», resume. Parte del enfoque de producto busca reducir fricción: herramientas que requieran poca implantación y que se adapten al día a día de mostradores saturados «hasta arriba de WhatsApp, hasta arriba de llamadas». La empresa procede de la práctica del recambio —más de dos décadas de experiencia detrás del mostrador— y asegura haber traducido ese conocimiento en procesos y documentación aplicables.
Respecto a objetivos, Zapata sitúa las metas en crecimiento y desarrollo. «Esperamos duplicar la facturación», afirma. La compañía trabaja con socios tecnológicos para reforzar funcionalidades —mejor identificación, visibilidad de stock distribuido— y, en paralelo, busca financiación: «no hemos abierto ronda todavía, pero estamos buscando inversión». La presencia en VDS 2025 se orienta a ganar visibilidad y a establecer contactos con proveedores y potenciales clientes del ecosistema.
Más allá de la métrica de respuesta en minutos, la propuesta se dirige a evitar paradas y a ordenar un mercado fragmentado. En un entorno donde la información crítica está repartida entre fabricantes, distribuidores y almacenes, centralizar identificación y localización aporta una ganancia operativa directa: menos llamadas, menos errores de referencia y mayor probabilidad de acierto en el primer intento. «También hay un hueco para las excavadoras, para los hierros», resume Zapata, para subrayar que la innovación no es exclusiva del software y que puede resolver problemas concretos en sectores industriales con baja digitalización.
Con la suscripción como base y la IA en desarrollo para mejorar el encaje, Vesta-Z busca convertir el “¿dónde está esta pieza?” en un trámite de minutos y reducir los tiempos muertos en obra.