Carmen López, del equipo de innovación de Naturgy, sintetiza el objetivo de su área en una idea operativa: detectar tecnologías y soluciones que mejoren lo existente y abran servicios nuevos. ¿Qué nota el cliente cuando eso llega a servicio? «Que le llega todo más mejorado, más eficiente, más rápido». El alcance no se limita a la relación comercial; incluye generación y distribución —de gas y de electricidad— con el foco puesto en reducir fricción y acortar plazos.
En el plano del ahorro para el usuario, López empieza por lo básico: «la medida que más te ahorra es apagar la luz». La apelación al uso responsable convive con cambios estructurales que la compañía impulsa para que el consumidor no deba gestionar tanto: más energía renovable en el mix, electrificación donde aporte valor y desarrollo de gases renovables (biometano) para procesos que la electricidad no cubre bien.
Sobre el biometano, López lo describe como «el gas natural, pero fabricado de una manera ecológica», a partir de residuos no fósiles. Su función es pragmática: descarbonización industrial donde se requieren altas temperaturas. «Hay muchos hornos que no consiguen descarbonizarse con la electricidad… conseguimos que la industria deje de emitir emisiones con un gas que es completamente renovable». Naturgy trabaja para inyectarlo en red —«ya hemos comprobado que lo podemos incluso inyectar en red»—, a la vez que se adecúa a la regulación aplicable y a la apuesta estatal por nuevas plantas de producción. La tesis: el gas renovable actúa de vector de transición para reducir emisiones en sectores difíciles de electrificar.
En casos reales de colaboración con startups, la ejecutiva cita una solución ya integrada en operación: mantenimiento predictivo con drones. «Conocimos una startup… Zubex… con un dron de larga distancia con el que podemos vigilar y hacer mantenimiento… de las redes eléctricas en sitios donde sería inalcanzable, que antes lo teníamos que hacer con helicópteros». El impacto se concentra en tres ejes: seguridad («anteponemos la seguridad de cualquier persona»), eficiencia y rapidez, y potencial de extender la metodología a redes de gas. La automatización de inspecciones recurrentes y la captura sistemática de imágenes elevan la capacidad para anticipar incidencias.
Para ampliar el dealflow, Naturgy mantiene varias vías de trabajo con el ecosistema. Una de ellas es la incubadora Connecting Energy, que cumple cinco ediciones y busca equipos «muy bajitos»: sin producto comercial, con ganas de validar problema–solución dentro del perímetro energético y de sostenibilidad. «Los mentores somos nosotros mismos… mis compañeros de negocio», señala, con el objetivo de acelerar el encaje con áreas operativas. La otra vía son pilotos y pruebas de concepto, abiertos a startups en otras fases: «hay muchas formas de trabajar con Naturgy… siempre tendremos un hueco».
¿Qué pide a quienes se acerquen? «Ilusión… y que tengan algún producto», aunque también escuchan ideas si encajan con el core energético. Hay una preferencia clara: tecnologías aplicables al sector —energía, redes, descarbonización, eficiencia— donde la corporación pueda aportar validación técnica, uso real y escala.
Mirando a 2026, el hito es organizativo: «culturizar a toda la empresa para que la innovación no sea más solamente el equipo, sino que toda la empresa sea innovación». Traducido: más capilaridad interna para trabajar con startups, más proyectos con tracción en negocio y más capacidad para transformar pilotos en servicios que el cliente perciba en forma de menor consumo, trámites más ágiles y tiempos de respuesta reducidos.
La hoja de ruta que describe López combina medidas inmediatas —eficiencia operativa, inspección con drones— con apuestas de medio plazo —biometano e integración de tecnologías emergentes— y una ventana abierta al ecosistema mediante Connecting Energy. La promesa al cliente es concreta: procesos más rápidos y energía más limpia; la promesa al emprendedor, un camino a pruebas reales y mentores de negocio que acerquen la tecnología al campo donde tiene que rendir.