Una sustitución mal hecha puede arruinar un partido, pero también puede acabar en el despido de un entrenador, la eliminación de un torneo o el ostracismo de un futbolista, como ha ocurrido algunas veces en la historia del Valencia
Posiblemente, la mayor humillación que puede sentir un futbolista en su vida la pasó Denis Cheryshev durante su primera etapa como jugador del Valencia. Aquella noche saltó al terreno de juego en sustitución de Joao Cancelo cuando se había jugado un cuarto de hora de la segunda parte y el Valencia ya perdía por 4-0 en el Camp Nou contra el Barcelona en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey. El público barcelonista comenzó a cantar "Cheryshev, te quiero" en tono de burla, porque el futbolista ruso había sido dos meses antes el causante involuntario de la eliminación copera del Real Madrid.
Fue en un Cádiz-Real Madrid cuando Rafa Benítez decidió incluir al jugador en el equipo titular pese a que Cheryshev arrastraba un partido de suspensión del año anterior, cuando todavía militaba en el Villarreal. El Madrid perdió aquel encuentro por la alineación indebida y el ruso pagó el error de otros saliendo cedido a un Valencia que, de la mano de Gary Neville, iba camino del abismo. De ahí que el día que saltó al Camp Nou el público culé la tomara con él más por su condición de exjugador del Real Madrid que por vestir la camiseta del Valencia, y porque aquel partido fue un festival blaugrana que acabó ganando por siete a cero. El cuarto aniversario de aquel cambio de Cheryshev en el momento menos indicado nos lleva a recordar hoy en este programa los días en que una sustitución arruinó un partido o un torneo por culpa de una metedura de pata.
Los momentos en los que los entrenadores del Valencia perdieron los papeles y se liaron a cambiar a un futbolista por otro. El cambio con peores consecuencias de cuantos se han producido en el banquillo valencianista tuvo lugar en los Campos de Sport del Sardinero en Santander. Paco Roig y Jesús Martínez, los cuñados, como los llamaba la afición, llevaron al Valencia a una serie de decisiones dudosas. En Mestalla, frente al Barcelona que entonces dirigía Louis van Gaal, en la tercera jornada, el Valencia rindió visita al Racing de Santander y el partido comenzó bien con un gol de Vlaovic en los primeros minutos. Sin embargo, antes del descanso el conjunto cántabro ya había dado la vuelta al partido con dos tantos y Valdano quiso reactivar el juego con los cambios que le permitía el reglamento.
Lo que no le permitía el reglamento en aquellos tiempos era jugar con más de cuatro futbolistas extracomunitarios a la vez, aunque en la plantilla no hubiera límites en cuanto a esa condición. El Valencia jugó la primera parte con tres: Karpin, Ortega y Vlaovic, y añadió un cuarto al comienzo del segundo tiempo cuando saltó al campo Claudio López. El error de cálculo llegó en el siguiente cambio, al sacar a Marcelino Carioca, un brasileño pequeño de pies diminutos, en sustitución de Cáceres. El Valencia, que jugaba en superioridad numérica, tenía en el campo a cinco futbolistas extracomunitarios y Valdano, consciente de que había cometido un error, retiró inmediatamente a Carioca del campo por lo que el Valencia jugó con 10 el resto del partido y lo acabó perdiendo. Al día siguiente, Roig echó a Valdano del club.
Exactamente lo mismo le ocurrió a Rafa Benítez cuatro años después, aunque las consecuencias fueran muy diferentes. Fue en octubre de 2001 en el campo del Novelda en la primera eliminatoria de la Copa del Rey de aquella temporada. En el último minuto de aquel partido, cuando el marcador reflejaba un ajustado 0-1 a favor del Valencia, Benítez, que cumplía su primera temporada como entrenador del club, sacó al campo a Serban, que se unió a Karpin, Ayala y Aimar como futbolistas extracomunitarios sobre el terreno de juego. Como el límite había bajado de cuatro a tres, el Valencia cometió de nuevo una ilegalidad reglamentaria que ni siquiera le dio tiempo a reparar porque Denis Serban no estuvo más de un minuto en el terreno de juego. Las consecuencias de aquel error no fueron tan graves y se limitaron a la competición: el Valencia fue eliminado de la Copa por alineación indebida.
En aquellos tiempos ya no estaba Roig al frente del club y Jaume Ortí, presidente a la sazón, no fue tan impulsivo como para despedir a Rafa Benítez por un error que a la larga benefició al equipo. Sin la engorrosa carga de la Copa, el Valencia acabaría ganando la liga por primera vez en 31 años. Serban, protagonista involuntario de la historia como le pasó mucho tiempo a Cheryshev, acabó con el rumano fuera del club unos meses más tarde. Desde el dichoso partido de Novelda, no volvió a jugar ni un minuto con el Valencia hasta marcharse cedido solo tres meses más tarde al Rapid de Bucarest.